:: shelter y tiempo

El tiempo no existe. El tiempo sólo son las cosas que te pasan,
por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada.
Después de Reyes, un día notarás que la luz dorada de la tarde
se demora en la pared de enfrente y apenas te des cuenta será
primavera. Ajenos a ti en algunos valles florecerán los cerezos y
en la ciudad habrá otros maniquíes en los escaparates. Una
mañana radiante, camino del trabajo, puede que sientas una
pulsión en la sangre cuando te cruces en la acera con un cuerpo
juvenil que estalla por las costuras, y un atardecer con olor a
paja quemada oirás que canta el cuclillo y a las fruterías habrán
llegado las cerezas, las fresas y los melocotones y sin saber por
qué va será verano. De pronto te sorprenderás a ti mismo
rodeado de niños cargando la sombrilla, el flotador y las sillas
plegables en el coche para cumplir con el rito de olvidarte del
jefe y de los compañeros de la oficina, pero el gran atasco de
regreso a la ciudad será la señal de que las vacaciones han
terminado y de la playa te llevarás el recuerdo de un sol que no
podrás distinguir del sol del año pasado. El bronceado
permanecerá un mes en tu piel y una tarde descubrirás que la
pared de enfrente oscurece antes de hora. Enseguida volverán
los anuncios de turrones, sonará el primer villancico y será otra
vez Navidad. La monotonía hace que los días resbalen sobre la
vida a una velocidad increíble sin dejar una huella. Los inviernos
de la niñez. los veranos de la adolescencia eran largos e intensos
porque cada día había sensaciones nuevas y con ellas te abrías
camino en la vida cuesta arriba contra el tiempo. En forma de
miedo o de aventura estrenabas el mundo cada mañana al
levantarte de la cama. No existe otro remedio conocido para que
el tiempo discurra muy despacio sin resbalar sobre la memoria
que vivir a cualquier edad pasiones nuevas, experiencias
excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria. Lo mejor
que uno puede desear para el año nuevo son felices sobresaltos,
maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables,
venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario
en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una
vida anodina. Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño.
El tiempo - Manuel Vicent, 4 de enero de 2009
imagen::calber - diseño de signos del zodiaco a partir de la naturaleza. Proyecto de diseño colectivo. Creación de un shelter. 1999 Interdisciplinary Design. Oxford Brookes University. Reading, Reino Unido. 
::resulta común en la historia de la humanidad que las explicaciones fantásticas para entender el mundo, acaben con el tiempo convertido en ciencia o en cosas que te pasan. Al entrar al shelter, sus ojos se iluminaron, se sentó en el suelo y observó detenidamente cada uno de los iconos. Todo parecía haberse detenido en el cobertizo. Los diseños del zodiaco eran representaciones astrales, símbolos de experiencias de vida. Cada uno de ellos contaba una historia única y profunda. A medida que exploraba, se daba cuenta de que las respuestas no estaban en los signos, sino en su propia conexión con el universo. El tiempo no se detenía dentro de la cabaña, sino que fluía con él a una velocidad increíble. Se convirtió en un astrólogo en el futuro, regresó a la memoria del bosque y encontró un sketchbook del “proyecto shelter”. Había descifrado el secreto del tiempo que no existe, sabía que la respuesta está en nosotros, en vivir a cualquier edad pasiones nuevas.