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:: virtud

«Había una vez un niño, que poseía unas alas pequeñas y brillantes, como si hubieran sido tejidas con hilos de arcoíris. Vivía en un mundo donde la fantasía y la realidad a menudo se entrelazaban, pero también donde la lucha por sobrevivir podía apagar incluso las llamas más brillantes de la imaginación. Una noche, mientras exploraba un bosque denso y misterioso, encontró una criatura enorme, un animal gigante que parecía hecho de sombras. En su interior, llevaba una máscara antigua, sin saberlo, al abrirla, liberó una fuerza oculta que hizo que el animal se levantara con un rugido ensordecedor. El niño, con su espíritu lleno de sueños, decidió enfrentarse a la bestia en una batalla entre dos mundos: la fantasía que le otorgaba alas y esperanza, y la dura realidad que le exigía buscar seguridad. El niño supo que la máscara dentro del animal simbolizaba los secretos que todos escondemos para proteger lo que amamos. Con una sonrisa, decidió no destruir a la criatura, sino comprender sus miedos y su dolor. La bestia, confrontada por la pureza, empezó a relajarse, dejando caer la máscara y revelando un rostro cansado, pero noble. Al final, el artista niño aprendió que el poder de la fantasía no está en escapar de la realidad, sino en encontrar en ella la fuerza para seguir soñando. La bestia, símbolo de las dificultades, se convirtió en su aliado, recordándole que la verdadera victoria reside en mantener intacto nuestro espíritu, incluso en los momentos más duros. Y así, triunfó la virtud: la capacidad de soñar y luchar por un mundo mejor, sin dejarse vencer por las sombras de la necesidad.» Arturo Inclán
imagen::frodo

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Frodo García-Conde: Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, su trabajo abarca desde la pintura y el grabado a la fotografía y la dirección de fotografía. En 2008 cofunda la productora Dedo gordo en la que desarrolla su función como director de fotografía y fotógrafo, rodando varios documentales en diferentes países e iniciando así un periodo más centrado en la producción cinematográfica. 
 
Sus proyectos como fotógrafo de películas se han podido ver en diferentes salas y festivales, como el Festival Internacional de San Sebastián, Festival Internacional de Cine en Guadalajara FICG 35, Festival de cine documental DOCSMEX, Documenta Madrid, CEME DOC, Miradas Doc, 25E Traces de Vie /Rencontres du film documentaire Clermont-Ferrand, Festival internacional de cine de Alcalá de Henares o el Festival de cine de Málaga, y han recibido numerosos premios, entre ellos Miradas Doc Premio Canal +, 24ª Edición Festival de Cine de Madrid PNR (mejor corto) España, 66ª Montecatini International Short Film Festival (mejor corto documental) Italia.
 
En la actualidad, compagina su trabajo más personal con la labor de profesor de dirección de fotografía en la Universidad de Navarra. Claros en mis noches supone una vuelta a sus orígenes como artista plástico con una mirada forjada como fotógrafo de cine documental.

:: libretas



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La poesía de Jorge Curioca es silente y exige por ello un lector entregado. Los poemas pequeños, desnudos se esconden en el blanco del papel de la libreta. En una primera lectura podría pensarse que el poeta intenta plasmar simplemente el instante, pero si uno se detiene, el texto deforma la realidad, enfatizando lo sentido más que la descripción objetiva de los hechos. Y sorprende "el tiempo" que parece plasmado en el silencio desde el principio: El cuerpo / pesa menos // cada vez // aligera más // el //  tiempo.

Como entradas de un calendario elíptco, este poemario, que atraviesa casi una década de una biografía (2001-2010), es una pieza de destellos con referencias temporales concretas: Noche en San Mateo, tenemos la luz como reflejo. Y echa mano de la metapoesía para decir que no hay poesía: hacer un poema que suene como el mar y no decir "rumor de olas. Para hacer que  surja la magia. Parece que el yo poético no se propuso escribir un diario sino que el libro está compuesto de retazos liberados de un periodo de pérdidas o de vida gris: porque la grisura / no nos daba / íbamos / de ventana a / ventana. Y sin embargo, todo nos recuerda a un verdadero diario en el que cada estrofa es una vivencia de luz.

El poeta nos machaca con fechas y lugares, distribuidos en específicas libretas. Lo que sucede en cada una se desvela a través de los colores. La conciencia de un yo iluminado o ciego. El blanco, el negro, el rojo y la luz, como renuncia al impresionismo: la luz que así misma se apaga. Un haz de historias larvadas se repiten y merodean la luminosidad, a la manera en que alberti se refería al color: A ti, armónica lengua, cielo abierto, | descompasado dios, orden, concierto, | raudo relieve, lisa investidura.  Y otra vez alusiones coloristas de un paisaje transformado: Un sol anaranjado de cinco de la tarde | Bienestar. | Una ventana abierta. | Un cielo azúl pálido y pájaros blancos en forma de flecha.

Y entre libreta y libreta se advierte que Jorge Curioca se esconde otros poemarios, a veces incluso oculta lo mejor de la historia. Parece ensayar, preparar una novela, jugar con los propios recuerdos del que lee. Martillea su cerebro, repite, le escribe al oído lo que observa: Vi un velero blanco que se perdía entre los reflejos blancos del mar. Y quieres vivirlo otra vez. 

Zarlos Ortíz

Jorge Curioca
Mexico D.F. Filodecaballos, 2013