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:: diógenes


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“Las tres bailarinas” es un relato corto que está en el desván creativo del gran escritor Andrés del Arenal, basado en una performance montada en la puerta de su centro de reunión social. La imágenes fueron tomadas por el gran director de fotografía Frodo García-Conde, que siempre está al filo de la noticia plástica. Era la segunda reunión de “derviches anónimos”, cuando nos juntamos siempre suceden cosas mágicas (ver pottery-chapter). El cuento será la base de un cortometraje de animación que estamos preparando. Un relato corto, igual que una película, puede necesitar de una guía para su preparación. Para ello he creado esta estructura en la que se comprimen los hechos.  Ahí estamos tres indigentes que bailan, la psicoterapeuta nos recomienda el uso de las metáforas. El “síndrome de Diógenes bailarín” es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y social, así como por el aislamiento voluntario y la acumulación en él de grandes cantidades de bibelots y otros objetos metafísicos. Afecta, por lo general, a viejóvenes que aún tienen energía para danzar. En el ballroom callejero encontramos a un mendigo que metía la cabeza en el contenedor y sacaba los paquetes, una señora de mirada elegante que tasaba las piezas y dos dramaturgas que se unieron a la fiesta, camino del teatro, y que pescaron la joya de la corona, un pez-reloj relleno de flores y caracolas, recuerdo de Benidorm. Diógenes de Sinope, promulgó hasta el extremo la independencia de las necesidades materiales, una paradoja o quizá nuestra inspiración. En una imagen se resume el esquema que necesitamos para un único arco de personaje triplicado: “bailarina de porcelana rusa vintage sosteniendo tetera naranja con vestido de lunares ruso y gato dorado en el lado”. Diógenes solo portaba consigo lo estrictamente necesario y, por lo tanto, coincide con la conciencia de nuestra enfermedad bailona. Todo lo que almacenamos es o será necesario en algún momento de la creación colectiva, o del abandono personal o en la contemplación inmóvil de “Las tres bailarinas”.

:: bailarina


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Diálogo entre una promesa del baile y su instructor.

Celebrando el 10º cumpleaños de la bailarina
 
“Había una vez una joven que sentía pasión por la danza y practicaba sin cesar, soñando con ser una bailarina de éxito. Un día el director de un prestigioso ballet se encontraba en su ciudad, en busca de nuevos talentos. La joven se apuntó con enorme ilusión y, llena de entusiasmo, dio varios pasos de baile en su presencia. Cuando terminó, le preguntó al director del ballet si tenía talento para convertirse en una estrella de la danza. El director le miró a los ojos y le dijo que lo sentía, pero que no veía ese talento. La joven se alejó llorando y tiró sus zapatillas de baile para siempre. 

Un día, leyó en el periódico que aquel director, que ella conoció años atrás había llegado a su ciudad. Acudió a verles entusiasmada y se emocionó con la belleza con la que se movían las bailarinas. Al finalizar la función, pudo acercarse a saludar al director, al que recordó que hace muchos años había venido a la ciudad en busca de jóvenes promesas. El director se acordaba, entonces la chica sorprendida le relató amargamente que había querido ser bailarina, pero renunció a su sueño porque le hizo caso cuando le dijo que no tenía talento. El director le explicó que eso se lo decía a todas como premisa, porque la experiencia le dice que al final los que triunfan son los que dan más valor a lo que ellos creen de sí mismos que a lo que otros creen de ellos.” 

El primer paso para que otros crean en ti y te apoyen en tus proyectos es que creas en ti mismo y estés dispuesto a apostar fuerte por ti.