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:: fábula


El bluemonster, la ratita y la tigresa

Un bluemonster, que la vida
ganaba un piamontés,
la no muy bien aprendida
danza ensayaba en dos pies.

Queriendo ser sibarita
dijo a ratita: «¿Qué tal?»
Era la rata perita
y respondióle: «Muy mal».



imagen:: calber

«Yo creo -replicó el bluemonster-
que me haces poco favor.
Pues ¿qué?, ¿mi aire no es de póster?
¿No hago el paso con primor?»


La tigresa era presente,
y dijo: «¡Bravo! ¡Bien va!
Bailarín más excelente
no se ha visto ni verá».

Echó el bluemonster, al oír esto,
sus cuentas allá entre sí,
y con ademán modesto,
hubo de exclamar así:

«Cuando me desaprobaba
la rata, llegué a dudar;
mas ya que la tigresa alaba,
muy mal debo de bailar».

Guarde para su regalo
esta sentencia un autor:
si el sabio no aprueba, ¡malo!
si el necio aplaude, ¡peor!



Fábula para teatro de madera «Animal Costume Circus».  Interpretado por preciosos títeres y guiñoles. Bella pieza original, madera de pino pintada y dorada, en buen estado general. Pequeños desperfectos, roces, faltas en pintura o manchas; trocito restaurado en frontal superior izquierdo; espacio en trasera. «El bluemonster, la ratita y la tigresa» está basada en una de las fábulas más conocida de *Tomás de Iriarte: «El oso, la mona y el cerdo», de donde parte la moraleja: «Nunca una obra se acredita tanto de mala como cuando la aplauden los necios» de la que aquí se ofrece una versión actualizada por calber y dedicada a los sobrinos del acomodador, Noelia, Albano y Lora.

*Tomás de Iriarte y Nieves Ravelo (Puerto de la Cruz, 1750 - Madrid, 1791), fabulista, traductor, dramaturgo y poeta español de la Ilustración y el Neoclasicismo. Es más conocido por sus Fábulas literarias (1782), editadas como la «primera colección de fábulas enteramente originales» en cuyo prólogo reivindica ser el primer español en introducir el género, lo cual motivó una larga contienda con el que había sido amigo desde largo tiempo, Félix María Samaniego.

:: rata

::felicidades! Te voy a contar un cuento sobre ratoncillos. No el del famoso “Pérez”, atribuido a Coloma, que escribió para el rey Alfonso XIII, cuando tenía 8 años y perdió un diente. El roedor vivía en la calle Arenal de Madrid, dentro de una caja de galletas en la confitería Prast. Tampoco este cuento es el de la “ratita presumida” y su valiente ratoncito, quien a pesar del primer rechazo, la siguió hasta el bosque y finalmente acabó salvándola y casándose con ella. - … tal vez, pero, ¿y por las noches qué harás? - ¿Por las noches? dormir y callar…

 
imagen::calber

El cuento que te quiero contar es un cuento chino. Este 2020 te voy a felicitar con la rata del horóscopo chino. Cada cambio de año un ciclo de energía se reactiva. Usamos esta energía para conseguir nuestros objetivos y también para ejecutar movimientos con precisión, calidad y exactitud. El año de la rata, es una oportunidad para reactivar esta energía… Se nos viene un año de oportunidades, solo tenemos que ser pacientes. En lugar de perseguir grandes proyectos debemos trabajar cada día para conseguir pequeños objetivos. Ahí va el cuento:

La rata laula pintaba con un fino pincel, uno a uno, 90 granos de arroz. Estaba haciendo un mosaico oriental, para participar en unas pruebas selectivas de dibujo. Lo hacía muy despacio, con mucho cuidado y constancia, porque cada grano era necesario para la nota final. Había descubierto un lugar perfecto para trabajar dentro de la ratonera. Un sitio solitario por el que no pasaban animalillos y en el que se filtraban los rayos de sol a través de unos agujeros en la tierra. A veces también iba a la biblioteca de ratones y a la academia para ampliar sus conocimientos pictóricos. Cuando la rata laula estaba más concentrada para pintar, llegaba alguno de sus amigos a interrumpirla, o la visitaba la mamá rata, o recibía noticias desde Boston o New York de sus ratoncitos más viajeros. Pero la rata no perdía su objetivo, sabía que la clave era esperar un poco. ¡Por favor, laula, sólo una esquinita! enseñanos solo una esquinita. - No puedo, es una sorpresa, os avisaré cuando esté acabado - contestaba laula cansada y con aire misterioso, y se volvía dentro de la ratonera a seguir trabajando.

La ratita siguió coloreando los granos de arroz, dejándolos secar en hojas de té. Cuando terminó todos los temas y el concurso se celebró en todas sus fases, estaba agotada, pero lo primero que hizo fue ir a buscar a sus amigos y les pidió que cerraran los ojos mientras iba a por su obra. - ¡Tres, dos, uno… y cero! ¡Ya podéis abrirlo! Entonces, todos vieron su diploma, la ratita pasó!, tomó posesión de su cargo y colgó en su despacho el dibujo que la hizo ganadora: “En la Gran Mañana | Un viento del fondo de las edades | sopla a través de los pinos”  - ¡Es una maravilla! - Leed la dedicatoria - les pidió la ratita laula. - 'A Ueshima Onitsura y a toda la gente que confió en mí y que esperó a que acabara mi “plan” para poder jugar con ellos’. Moraleja: Para conseguir la nota idónea, también hace falta ser paciente como un ratoncito. ¡Muchas felicidades!