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En una fría mañana de invierno, calber se levantó con una mezcla de emoción y nerviosismo. Después de 12 meses de arduo caminar, por fin llegó el día en que haría balance sobre sus 8000 pasos a Sarajevo, una ciudad devastada en el pasado. Desde que había decidido sumarse a este proyecto, caminar durante 365 días para alcanzar los 2229kms que separaban Madrid de Sarajevo, tenía claro que su objetivo principal era ayudar a reconstruir su vida afectada por el conflicto. Fueron 605:11:00 horas caminando y 86086 calorías, a medida que pasaban los días, se daba cuenta de lo gratificante que era poder contribuir, aunque fuese mínimamente, a la recuperación.

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Una de las metas que se había propuesto al caminar hacia Sarajevo era colaborar en la construcción de un cuerpo sano y también establecer un programa de apoyo a un cerebro ordenado, el ser humano, mientras camina organiza talleres, terapias grupales y sesiones individuales de ayuda psicológica. En cada paseo, presenció cómo encontraba consuelo y aprendían a lidiar con sus emociones. Era reconfortante ver cómo, poco a poco, mejoraba su bienestar y recuperaba la esperanza. Otro objetivo que logró fue impulsar, en su cabeza, programas educativos y recreativos para niños de Primaria en Sarajevo. Organizaron actividades como clases de collage, pintura y deportes, con el fin de que los niños volvieran a sonreír y a soñar con un futuro mejor.

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Al cabo de 12 meses, calber caminaba cada día y miraba atrás y sentía que había hecho una diferencia significativa hasta llegar a Sarajevo. Aunque todavía había mucho por hacer, podía decir con orgullo que había cumplido sus objetivos del 2023. En Sarajevo su cuerpo era fuerte y valiente, se aferraba a la esperanza a pesar del pasado. Su experiencia en Sarajevo se había convertido en una lección de vida. Había aprendido a valorar lo que tenía, a ser agradecido por las pequeñas cosas y a nunca subestimar el poder de una caminata diaria. Con su equipaje ligero, unas viejas zapatillas, lleno de recuerdos y aprendizajes, calber se despidió de Sarajevo, pero con la certeza de que siempre llevaría en su corazón aquellos 8000 pasos valientes que, a pesar de todo, cada día le impulsaban a seguir luchando por un futuro mejor.