y la virgen lo sabía
por eso se apareció
en esa bendita oliva.
Hortelanos con solera,
labradores con valía
y la virgen sembradora
de cariño y alegría»
Anónimo

Henri Matisse (Le Cateau-Cambrésis, 1869 - Niza, 1954) rompió esquemas. Es conocido por su contribución al fovismo, un estilo de vanguardia caracterizado por su uso provocativo del color. En la década de 1940, Henri Matisse, después de ser operado de cáncer, inició un nuevo método en su carrera: “pintar con tijeras”. Esta técnica, le llevó a alcanzar el ideal de una pintura plana y sintética. El artista lo contó así en en su ensayo “Écrits et propos sur l’art”, en 1972: “El papel cortado me permite dibujar en el color. Para mí, se trata de una simplificación. En lugar de dibujar el contorno e instalar el color, dibujo directamente en el color”.
En 1949, se sumerge en un proyecto de encargo, la capilla de la Virgen de la Oliva de Vence (Rocas), que para él será “el fruto de toda una vida de trabajo”. Diseña la decoración completa de la capilla siguiendo su singular invento de papeles pintados. Matisse no realizaba esta tarea solo, le ayudaba su colaboradora, la poetisa Catherina Gómez, sus sobrinos NAL y otros ayudantes. Aunque parezca una disciplina que rehuye la destreza, el pintor dedicaba muchas horas a pensar posibles combinaciones. En ese cartel propuso una ambiciosa síntesis de toda su obra que le permitió llevar a su máxima expresión su idea del arte decorativo y la espiritualidad. Al final de su vida encuentra el anhelado equilibrio entre el dibujo y el color.
En el tronco de una hermosa oliva
la Virgen se apareció a un apuesto caballero
que ante ella se arrodilló diciéndole
“Súbeme a tu caballo y dame una vuelta por aquí alrededor,
ahora llévame a una fuente que llaman la Fuente Santa
a beber agua tu caballo y yo…
Hay una hermosa explanada con árboles y charcos alrededor.
Y ahora llévame a la oliva donde debo estar yo”
Catherina Gómez
«Detrás de un triste mulo comenzamos a entrar por el huerto, Don Emilio, el cura de Ajofrín para asistir a los oficios de la Virgen de Agosto y un servidor, adelante hasta el estanque. Hallábase la condesa, hermosísima señora, al borde de la charca vestida de unos monjiles anchos, al parecer de anascote batanado, con una toca blanca de delgado canequí, sobre el ribete descubría en campo de plata, una corona condal. Como si dijésemos la condesa granizada, y que de su propio apellido se llamó la condesa de Tocenaque, a causa de que se producían en su dehesa mantecados, por ser costumbre en aquellas partes tomar los señores la denominación de sus nombres de la cosa en que más sus estados abundan» (nota1*)
«En Tocenaque, a 15 de Agosto de mil novecientos cuarenta, reunidos de una parte y en concepto de vendedor María Josefina López de Ayala y Morenés, mayor de edad, Condesa de Cedillo, natural y vecina de Madrid y como comprador, D. Alejandro Sánchez Bravo, agricultor con vecindad en Tocenaque, han convenido en llevar a cabo el presente contrato privado de compraventa, al que dan toda la fuerza y valor de público bajo las siguientes estipulaciones […] Siendo la primera dueña en plena propiedad y dominio de la finca rústica, doce fanegas, en término de Tocenaque colindante de la dehesa del mismo nombre, en extensión aproximada de 12 fanegas, divididas en tres suertes. En cuyo momento se otorgará, por el vendedor, la correspondiente carta de pago de esta obligación».
El secretario del Ayuntamiento, hace constar: «A Alejandro “el Cachivache”, que así era conocido en el pueblo, le nacieron los dientes en el campo, a los 7 años ya arrancaba algarrobas al otro “lao” el río. Siendo hombre adulto es uno de los agricultores más despiertos del lugar, el que mejor conoce el campo de toda la comarca: las particiones, los términos, los propietarios, la clase, los tipos de tierra, los dueños, medianías, servidumbres. Su pericia le viene por varias ocupaciones que ha tenido, todas relacionadas con la tierra: A parte de su huerta y las olivas, es porteador de los cazadores en las etapas de caza. Sembrador de zanahorias para la cooperativa de la verdura, asistiendo a todos los socios. Por último está la recogida del grano, es un segador extraordinario, que tiene un método especial para combinar, siembra, barbecho y rastrojo, que lo hace uno de los productores de mayor éxito. Se dedica también a trabajar para la cooperativa del secano, ayudando a la cosechadora en la siega, transportando el grano. Es experto en la localización de terrenos, en fin, como él dice: “si a mi edad no voy a conocer el campo”. Y para que conste doy fe y firmo» (nota2*)
Alejandro Sánchez Bravo, 1881-1972 y Cándida Barahona Ramos,1885-1973* matrimonio, mayores de edad, vecinos de Tocenaque dueños de: seis fanegas vecinas al Convento franciscano de la Oliva; 4 fanegas arrendadas a Don Julio Cabañas Caballero (1862–1930) en la vega del Guadarrama; varias vacas y gallinas; 9 hijos entre machos y hembras que trabajaban todos por igual. En resultas de las fatigas de toda la familia, proceden a comprar algunos terrenos en la comarca. En lugar de hacerse con la vega arrendada que el Dr. Cabañas ofrecía a todos los arrendatarios, como acto en defensa del proletariado o del pobre, “… mejor dar trabajo a limosnas, y cultura a ignorancia” decidió adquirir otras tierras que más le convenían. A saber: 12 fanegas junto a la dehesa de Tocenaque, que posteriormente, le sobrevivieron y se dividieron en 3 suertes, les tocaron respectivamente a su nieto Fernando Sánchez, a una hija, Ángeles de Lominchar y a su hijo Francisco; 6 fanegas en camino Cabañas, donde hizo la primera huerta; 8 fanegas al final del camino del río Guadarrama, estas últimas le tocaron a su hijo Isabelo en suerte, (que hizo los lotes y que gravó con 100.000 pts. por ser de mayor extensión) junto con el gravamen añadido, que ironías del destino, pagó con gusto, pues así era su sentido de la justicia. Los hijos varones creyeron tener derecho prioritario sobre las huertas, porque sobre ellos recayó la construcción de los pozos, pero el matrimonio encontró justo el sorteo pues hombres y mujeres trabajaron la tierra por igual. (nota3*)
Historia condensada de los Condes de Cedillo: «Es complicado presentar el relato genealógico de toda una familia, una casa condal toledana: la de los Condes de Cedillo, título intermitente, en su primera raza, o sea la del linaje de Álvarez de Toledo, y sus agregados los de Ajofrín, Bocanegra, Ponce de León y Luna. Posteriormente Título y Casa pasaron a los López de Ayala. Se trata de uno de los linajes toledanos más distinguidos, cuya figura principal fue Hernándo Álvarez de Toledo, Señor de Cedillo y Tocenaque, y gran secretario de los Reyes Católicos, en cuyo reinado fue protagonista y engrandeció a su prole. El condado de Cedillo es un título de nobleza que fue otorgado en 1624, por el rey Felipe IV a favor de Antonio Álvarez de Toledo y Heredia Ponce de León y Luna, III Conde de Cedillo Señor de Moratalaz, Tocenaque y Manzaneque, notario mayor del Reino de Granada, patrono de la Universidad de Santa Catalina, nacido en Olías hacia 1570. Desde sus orígenes la Casa de Cedillo estuvo adscrita al linaje toledano de la casa de Toledo; una línea agnada, pero ilegítima, de los condes de Fuensalida». (nota4*)
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imagen::dos fatalidades y flor (apresuradamente) por calber |
“fatalidad 1” - - - - - - - la muerte
“fatalidad 2” - - - - - - - la sensación de que ha ocurrido una fatalidad, cuando en realidad ha sido solo un anuncio, ha estado a punto de suceder, y sin embargo quedar atrapado en esa evocación. La premonición de una desgracia y de sus consecuencias inmediatas. Revivir el alivio amargo, darte cuenta de que en verdad casi todo o nada pasó. Solo la impotencia, la impresión de saberte en el aire, al descubierto, al albur del destino más fatalista. Esa fragilidad en el ambiente, ese halo de derrotismo. Atenazado por un fantasma, por los ecos de las premoniciones, por las advertencias del destino, por la inconsciencia, por la desgana, por la injusticia, por el sonido atronador del futuro. La vida cambia en tres segundos, en dos segundos. Una sensación de fatalidad que se diluye con el tiempo como la propia fatalidad, como la pérdida de un ser querido, de tu propia alma.
“flor” - - - - - - - >un viaje a una explanada >encuentro de una flor artificial >foto sagrada con flor >la flor y la nata >una vida de dos horas nos sale al encuentro >los pétalos se pierden en el viaje >tránsito hacia el mundo de flores naturales >de mano en mano como la falsa moneda y la pequeña flor >una oliva es una flor gigante >una corona en un coche y en un pecho fúnebre >el padre a la madre, la madre al padre, el padre a la hija >el mármol a la hermana >en halloween los ángeles no pueden visitar el campo santo >las flores se marchitan >el cristalino se abre y aparece de nuevo la flor >buscamos la flor y la tierra feliz >no encontramos ninguna de las dos >rastreamos los escombros >los difuntos nos miran >estamos a punto de dar marcha atrás >de tropezar >de caer por el precipicio >pero hay seres superiores que nos vigilan >arrancamos el alma de las piedras >regresamos a otra explanada >visionamos los recuerdos >las sensaciones >el amor >y al final del viaje está la imagen de la magia de la flor.
imagen:: calber
«SUB TUUM PRAESIDIUM»
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«Sub tuum praesidium» es la oración mariana más antigua conocida. El papiro Rylands 470 fue escrito alrededor del 250 d. C. con tinta café. El pequeño fragmento de papiro mide 94 mm por 180 mm, es una copia privada de una oración a la Virgen. Fue descubierto en unas excavaciones en la ciudad de Oxirrinco, junto al Nilo en Egipto, a finales del siglo XIX. Aparecieron miles de papiros del antiguo Egipto en griego, latín y copto, tirados durante un período de mil años en vertederos del desierto. El original se conserva en la Biblioteca Universitaria John Rylands en la calle Deansgate de Manchester, que contiene una de las más amplias colecciones de manuscritos sobre papiro del mundo. La copia más antigua de esta oración, fue adquirida por la biblioteca en 1917. Se trata de un tropario (himno bizantino). Es el texto más antiguo en que se llama Theotokos (“Madre de Dios”) a la Virgen, en un contexto oracional e invocativo. Dos siglos después, en el Concilio de Éfeso, se reconoció de forma solemne este título para la Virgen María. Aunque parcialmente roto, registra claramente el texto en griego koiné de la oración todavía utilizada hoy por católicos y cristianos ortodoxos: Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita! Fuente: Rylands Papiros Colección, Universidad de Manchester.
imagen::calber
:: me cuenta mi abuela, estos días que se celebran las fiestas y he ido a visitar la pedanía de donde procede la familia, que esta noticia es una verdad como un templo, y que ella cada vez que se acerca a la virgen, este año la novena ha sido especialmente festiva, busca entre las joyas de su manto, los pequeños pendientes dorados de su hija y que siente una gran pena, porque hasta esa ilusión le han quitado.
*He quedado un poco impactado por esta pequeña noticia familiar, que no conocía. En la imagen se me ve muy cerca de la Virgen, intentando hacer alguna averiguación. Tengo que documentarme más sobre esta anécdota, prometo volcar aquí las futuras pesquisas.