

Indiferente o cobarde, | la ciudad vuelve la espalda. | No quiere ver en tu espejo | su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes | entre tus barbas de plata, | moliendo con tus romances | las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra | y los álamos de magia | pasas llevando en tus ondas | palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú, | a la vez quieto y en marcha, | cantar siempre el mismo verso | pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero, | nadie a estar contigo baja, | ya nadie quiere atender | tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados | que preguntan por sus almas | y siembran en tus espumas | palabras de amor, palabras.
::“Es fresa, todo vestido de rojo para el amor” pese a su juventud, hoy, once de octubre cumple diez años y ha vivido tres veces en lugares desiguales: su propia y corta vida, la vida de la abuelita de Hugo y la vida de pájaro en árbol español, al que llegó justo hoy dos años antes de que él naciera. Instalado en ese árbol en palabras de Carlos Sa-lem el primer día del taller: “se juega a diario las ilusiones intactas de cambiar algo o de cambiarlo todo”. Muchas felicidades Hugo, saludos abuela, felicidad pájaro.
Anticuerpo
Danza bestia danza sobre la panza del penúltimo sol de otoño
Seguimos encerrados en la madriguera
Por amor por honor por miedo por trabajo por cojones
Porque no llueve donde suele llover y las sombras
Corren por debajo de las faldas de las tejas
Dice Vieja que todo se viene abajo a partir de las siete de la tarde
Dice que se quema el agua que se tuerce el eje que regresa la flema
Que la casa recoge sedal y jala de la ingle
Danza Vieja danza sube y baja corre a la farmacia
Regresa con las manos en llamas
Gira la casa el amor el miedo de pronunciar su nombre y
Que nadie responde.
- 27 - Carlos de la Cruz
Entre la tiniebla densa el mundo era negro: nada. Cuando de un brusco tirón forma recta, curva forma le saca a vivir la llama. Cristal, roble, iluminados, ¡qué alegría de ser tienen, en luz, en líneas, ser en brillo y veta vivientes! cuando la llama se apaga, fugitivas realidades, esa forma, aquel color, se escapan. ¿Viven aquí o en la duda? sube lenta una nostalgia no de luna, no de amor, no de infinito. Nostalgia de un jarrón sobre una mesa. ¿Están? yo busco por donde estaban. Desbrozadora de sombras tantea la mano. A oscuras vagas huellas, sigue el ansia. De pronto, como una llama sube una alegría altísima de lo negro: la luz del tacto. Llegó al mundo de lo cierto. Toca el cristal, frío, duro, toca la madera, áspera. ¡Están! la sorda vida perfecta, sin color, se me confirma, segura, sin luz, la siento: realidad profunda, masa.
“don de la materia”-- de Pedro Salinas --
:: un leñador parte el mástil, divide el cuerpo en dos. Con la punta del hacha barre las plumas y la tierra. Hay un resquicio por el que salen pequeños animales irreconocibles. Lo que queda es el hueco, y sobre el vacío, el viejo coloca su espalda. Expulsa el huevo de savia y los excrementos. El bosque está “sobre la mesa” es negro, blanco, madera. La madre es un árbol con nueve costados, un ser a quien amar, “someone to love”. Esto ocurre cuando escapo, sobre el estómago se desgasta de abandono el filo de las hojas.
Apuntes para el poema “don de la forma” - - de Carlos Sánchez Alberto - -