imagen::calber
imagen::albano ferrero
Hola, ¿Qué tal estas? Soy albano y soy un sobrino muy egoísta, porque me he comido mis tres chocolates y también el sobrante de mi hermana pequeña y no he dado nada a mi tío que es tan bueno con nosotros y siempre nos regala cosas. Pero nosotros somos muy “ansias” y queríamos todo para nosotros. Y no le hemos dado nada. Y después cuando se enfadó y se subió a su habitación, nosotros empezamos a a golpear la puerta mucho, mucho, mucho. Y la puerta parecía que se caía, retumbaba. Entonces él se levantó furioso y cabreado y nos dijo que la puerta se iba a caer. Y nosotros nos quedamos helados, boquiabiertos y pensamos ohhhhh!!, qué malitos hemos sido. Pero que cabreado está el tíooooo. Pero si nosotros solo nos hemos comido unos chocolatitos de nada. Pero no son los chocolatitos, es el detalle, es la intención. Es el símbolo de el egoísmo. ¡Qué él está todo el día con nosotros y nosotros no somos capaces de darle un simple y mísero chocolatito. ¿Por qué somos así? No lo sé, somos solamente niños, tenemos que crecer y entender el sentido verdadero de la generosidad. Valorar todo lo que recibimos y saber dar a cambio amor. El chocolate es una metáfora del amor.
El libro “Casi invisible” termina con un poema que se llama “Cuando cumplí cien años”, el último verso dice: “Y desaparecí.” Mark Strand explica que su editor le dijo que era demasiado obvio ponerlo al final, pero a él le parecía una buena manera de terminar el libro. Mark Strand desapareció el 29 de noviembre de 2014. Cada año a finales de mes conmemoro también el aniversario del blog y renuevo el diseño de la cabecera de “lo último, por amor al arte”. Celebramos el 7º aniversario, entrando en el año 8 y lo vamos a hacer con una entrevista en la que Mark Strand habló de muchas cosas en Nueva York con Zaidenwerg el día de reyes, un año antes de morir. Hablan de Wallace Stevens, de los poemas que escribió al final de su vida, “hermosas evocaciones de la vejez”, para tocar una fibra sensible. Y este año desde “lo último” vamos a dedicar este aniversario a Isabelo Sánchez Barahona, que cumplía años en noviembre y es en sí una evocación de la vejez. Parece que en el momento de la entrevista Strand estaba viviendo en Madrid, trabajando en un ensayo sobre la memoria de sus padres y empleado en sus collages: “Hago collages, porque me permiten escaparme del sentido. No tengo que lidiar con el lenguaje. No tengo que preocuparme por intentar decir algo y no poder. Corto y pego papelitos, y me resulta muy placentero”. Como él, este año voy a seguir sus pasos continuando con la colección “lyrical family” unos collages que me permiten escapar y reencontrarme. También intentaré preparar ricas cenas en madrid…
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Entrevista a Mark Strand (extracto)
por Ezequiel Zaidenwerg 06 Enero 2013
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¿Por qué le resultaba tan atractivo el estilo de Wallace Stevens?
Por sus descripciones tan hermosas. Después de todo, yo había empezado como pintor, y sus poemas me interpelaban desde el interés por lo visual. Además, a medida que fui envejeciendo, los poemas que escribió hacia el final de su vida son hermosas evocaciones de la vejez, así que tocan una fibra sensible. Además, es un poeta del clima...
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También ha dicho que el verdadero alimento para un poeta son otros poemas.
Sí, creo que es así. Creo que uno no se hace poeta sin saber lo que es un poema, o sin haber tenido algún contacto con la poesía. A uno lo inspiran otros poemas y luego escribe. Cuando hablé de mis comienzos como poeta, mencioné mi fascinación por Veinte poemas de amor y una canción desesperada, y ese libro en cierta medida me hizo querer escribir mis propios poemas de amor y mi canción desesperada. Creo que si algo te conmueve, quieres reproducir eso que te conmovió, pero en tus propios términos, para ver si puedes generar algo parecido a lo que hizo el poeta que te precedió.
¿Sería entonces una especie de traducción, traducir del vocabulario poético de otro poeta al propio?
Creo que uno ingiere otro poema, que toca cierta fibra en uno, despierta algo en uno, y uno siente la necesidad de capturar aquello que se ha despertado y ponerlo por escrito.
Al leer sus poemas, tengo la sensación de que crea un mundo alternativo. ¿De dónde surge eso?
Es un mundo verbal que he creado a partir de mi mundo, a partir de mi experiencia. Pero las palabras crean ideas, crean sentimientos, y he creado un mundo en el que ciertas ideas, ciertos estados de ánimo, se han vuelto característicos, y cuando alguien lee mis poemas, se siente transportado –o eso espero– al mundo de Strand, por las palabras que uso y lo que ellas sugieren.
¿Cuáles son sus palabras preferidas?
Me gustaría que fueran más, pero por bastante tiempo fueron “piedra”, “vidrio”, “cielo”, “mar”, palabras muy genéricas... Las imágenes de mis poemas no son necesariamente imágenes visuales, muchas de ellas son acciones, mis poemas describen actividades, a veces de carácter nervioso o absurdo, a veces muy pacífico, pero eso es lo que les da vida. No soy un poeta de la naturaleza, no ahondo en el aspecto de las cosas, sino más bien en su comportamiento. Para mí, el paisaje es un mero decorado, las montañas de Utah eran un decorado, el mar del Atlántico Norte cerca de Nueva Escocia es un decorado, lo que me interesa es lo que se desarrolla frente al telón de fondo de las montañas o del mar.
El humor es un elemento importantísimo de su poesía.
Creo que se piensa, erróneamente a mi entender, que la poesía es algo serio y oscuro... Hay muchas cosas perturbadoras en el mundo, y hay tantas cosas absurdas y tanta locura en el mundo que me parece que sería un error ignorarlas. Cuando leo los diarios, me río y me angustio en igual medida.
Una de las cosas que hace tan atractiva su poesía para mí es cómo logra mezclar comedia y elegía con gran elegancia, de forma que lo cómico nunca se vuelve frívolo ni burdo, y lo elegíaco no llega a volverse dramático, sino que es apenas una nota lánguida de fondo...
Creo que lo has expresado muy bien, eso es exactamente lo que intento hacer. Alguna vez lo describí como una mezcla de melancolía y humor, pero creo que el elemento elegíaco es muy característico de mis poemas, y trato de incluir ambos elementos en el mismo poema, intentando que la transición sea casi invisible, para que los lectores no sepan muy bien cómo sucedió...
¿Qué piensa de los poetas que, como procedimiento, se basan en la experiencia cotidiana para hacer algún tipo de afirmación?
Hay poetas metonímicos, que toman un trozo de vida para representar la totalidad de la vida, y que por lo general tienen una moraleja, explícita o implícita. Yo me considero más bien un poeta metafórico, creo un mundo alternativo que tiene sus propias reglas y regulaciones, en el cual tal vez se puedan percibir algunos elementos de nuestro mundo, y que por eso no resulta totalmente ajeno. El poeta metonímico debe asegurarse de que ese mundo reducido que está representando sea fiel al mundo verdadero de la experiencia. Yo no siento para nada esa obligación. Solo quiero ser fiel a mis propias ideas respecto de lo que funciona en un poema, y no a lo que el mundo consideraría realista o correcto. Lo que me importa es la integridad del mundo que creo, y no lo que estoy revelando sobre el mundo en el que viven los demás.
¿Por qué usa tan pocas palabras? ¿Es algo deliberado?
Porque sé lo que significan y tengo control sobre ellas. Son las palabras que pueblan y dan vida al mundo que creo.
¿Fue una decisión consciente limitarse a un repertorio de palabras tan reducido?
No. Siempre he creído en la sencillez, en lo tocante al lenguaje creo en el principio de economía, hablar de manera sencilla y directa es mejor que decir lo mismo con perífrasis o de forma complicada. Pero debo decir que mis oraciones se han vuelto mucho más complejas, el lenguaje es muy sencillo pero la sintaxis a veces se vuelve muy complicada, y prefiero tener una sintaxis compleja y un vocabulario sencillo que un vocabulario muy difícil y una sintaxis ingenua.
También ha dicho que en la poesía buscamos un misterio...
Creo que así es. No buscamos la solución del misterio, creo que nos gusta que se nos ofrezca un misterio, nos gusta acercarnos al misterio. Quiero decir: si un misterio es un misterio, no lo va a resolver o descubrir un poema. Creo que lo maravilloso que tiene la poesía es esa intimidad con el misterio, porque, una vez que se resuelve, el hechizo se rompe y el misterio desaparece. Queremos perpetuar el misterio, y para eso debemos acercarnos pero sin violarlo.
El misterio está presente en muchísimos de sus poemas...
Son misteriosos, pero no por decisión consciente. Creo que mi cerebro funciona así. La vida me parece misteriosa, mi presencia en la Tierra me parece misteriosa. Muchas veces, cuando termino un poema, no estoy muy seguro, aunque generalmente estoy seguro de lo que he dicho, siempre hay un elemento inexplicable. Creo que los poemas de otros poetas que me atraen tienen algún elemento inexplicable. Siento al mismo tiempo familiaridad con el poema y perplejidad. Creo que la presencia de esos dos elementos es esencial para la poesía.
…
¿Es uno de los motivos por los que ahora vive en España?
La única ciudad en la que podría vivir de los Estados Unidos es Nueva York, que es una ciudad maravillosa en muchos sentidos, pero es muy cara, el ruido me molesta, la agresividad de la gente y el grado de violencia que uno encuentra a diario en la calle me resultan enervantes. A veces salgo a caminar y cuando vuelvo a mi departamento me siento exhausto por lo que acabo de ver y escuchar, y tardo demasiado en recuperarme. Me gusta la sencillez de mi vida en Madrid, lo único que quiero es trabajar, y Madrid me permite hacerlo, ya sea escribir una conferencia, un ensayo, o las memorias sobre mis padres que estoy escribiendo ahora, o mis collages.
¿Volvió a pintar, entonces?
No, no volví a pintar. Hago collages, porque me permiten escaparme del sentido. No tengo que lidiar con el lenguaje. No tengo que preocuparme por intentar decir algo y no poder. Corto y pego papelitos, y me resulta muy placentero.
…
También leí una entrevista suya en la que declara: “Quiero vivir como un ser humano, quiero ser libre”, respecto de su jubilación como poeta. ¿Cree que la poesía es una forma de esclavitud?
Bueno, no. Creo que exageraba. No sé qué habré querido decir con eso de que quería vivir como un ser humano. También era un ser humano cuando escribí esos poemas. Creo que la obligación de seguir siendo poeta es una especie de esclavitud, porque tu identidad, si uno ha escrito tanto como yo, acaba encadenada a tu producción, a tus poemas. Quería que mi identidad encontrara otro punto de apoyo, o que se viera obligada a modificarse. Quería dejar de ser Mark Strand el poeta, quería ser Mark Strand el que hace collages o Mark Strand el que prepara ricas cenas en Madrid.
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UN VIEJO SE VA DE LA FIESTA
Estaba claro, cuando me fui de la fiesta,
Que, aunque tenía más de ochenta años, tenía todavía
Un cuerpo bello. La luna brillaba sobre nosotros como
suele hacer
En momentos de profunda introspección. El viento contuvo
el aliento.
Y, mira, alguien dejó un espejo apoyado contra un árbol.
Tras asegurarme de que me hallaba solo, me quité la camisa.
Las flores de la yuca asintieron con sus cabezas bañadas por
la luz de la luna.
Me quité los pantalones y las urracas dieron vueltas en torno
a las secuoyas.
Al fondo del valle, el crepitante río fluía de nuevo.
Qué extraño que estuviera en medio de un lugar virgen solo y
con mi cuerpo.
Sé en qué estás pensando. Yo también fui como tú. Pero ahora,
Con tanto ante mí, tantos árboles de color verde esmeralda, y
Campos blanquecinos de hierbas, lagos y montañas, ¿cómo
podría yo
No ser sólo yo mismo, este sueño de la carne, sin tardanza?
OLD MAN LEAVES PARTY
It was clear when I left the party
That though I was over eighty I still had
A beautiful body. The moon shone down as it will
On moments of deep introspection. The wind held its breath.
And look, somebody left a mirror leaning against a tree.
Making sure that I was alone, I took off my shirt.
The flowers of bear grass nodded their moonwashed heads.
I took off my pants and the magpies circled the redwoods.
Down in the valley the creaking river was flowing once more.
How strange that I should stand in the wilds alone with my body.
I know what you are thinking. I was like you once. But now
With so much before me, so many emerald trees, and
Weed-whitened fields, mountains and lakes, how could I not
Be only myself, this dream of flesh, from moment to moment?
imagen::calber
______________________ aniversarios:
imagen::nicolás barahona
::virgen del desarrollo físico y motor, que “Rubedu” ¡está creciendo ya! El crecimiento prenatal es muy acelerado, se distinguen dos etapas desde el momento en el que el cigoto se fija en las paredes de la cavidad uterina y comienza a desarrollarse:
a) Etapa germinal: desde la concepción hasta las dos primeras semanas. Esta ya la hemos pasado. Se unen el óvulo y el espermatozoide formando el cigoto. Aparece la placenta y el cordón umbilical.
b) Etapa embrionaria: Aquí es donde estamos, ¡qué nervios! Va desde la 2ª hasta la 8ª semana tras la fecundación. Esta etapa es importante porque en ella se dan los procesos de morfogénesis (progresiva diferenciación de las distintas partes del cuerpo) y de histogénesis (diferenciación de las células en tejidos especializados) Al final de esta etapa, ya existe una figura con morfología humana y con un corazón que late, siendo su tamaño de apenas tres centímetros. Oh my god! “Rubedu” tiene ya el corazoncito como una aceituna y hace tic-toc!!
Nací en una ciudad triste
de barcos y emigrantes
una ciudad fuera del espacio
suspendida de un malentendido:
un río grande como mar
una llanura desierta como pampa
una pampa gris como cielo.
Nací en una ciudad triste
fuera del mapa
lejana de su continente natural
desplazada del tiempo
como una vieja fotografía
virada al sepia.
Nací en una ciudad triste
de patios con helechos
claraboyas verdes
y el envolvente olor de las glicinas
flores borrachas
flores lilas
Una ciudad
de tangos tristes
viejas prostitutas de dos por cuatro
marineros extraviados
y bares que se llaman City Park.
Y sin embargo
la quise
con un amor desesperado
la ciudad de los imposibles
de los barcos encallados
de las prostitutas que no cobran
de los mendigos que recitan a Baudelaire.
La ciudad que aparece en mis sueños
accesible y lejana al mismo tiempo
la ciudad de los poetas franceses
y los tenderos polacos
los ebanistas gallegos
y los carniceros italianos
Nací en una ciudad triste
suspendida del tiempo
como un sueño inacabado
que se repite siempre.
Cristina Peri Rossi.
Montevideo, de “Estado de exilio”, 2001
Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) ha sido distinguida con el premio Cervantes 2021, el máximo galardón de las letras españolas.
people of the word
darío, joy for you
deer Plan B
7 de corazones
fry angélico - anunciación
casber, a new time - NACA
mono pio,
fluido
balthus
casber vuela
marce cumple 100
románico catalán
la aceituna fanzine
laura presente
boda de los abuelos
parvulitos
mis hermanos
beeee
bautizos y reyes
jornadas de diseño
«Aquel que tú crees que ha muerto, no ha hecho más que adelantarse en el camino» Séneca
Ella no se rendía.
Nunca se hubiera rendido tan temprano.
Albergaba su pecho
la jubilosa fuerza
que algunos pájaros transportan en sus ojos.
Caminaba
dejándonos su huella sobre un fango
con el que amenaza la muerte
asesinar nuestras propias ilusiones.
Cierto que sentía miedo
a la enfermedad y a la tristeza.
¿Quién no lo tiene nunca?
Ponía flores
en el centro de la mesa y devoraba,
con feroz apetito,
la deslumbrante primavera.
Luchó hasta el final
como los soldados más intrépidos.
No claudicó ante la amargura
ni proclamó como propia
la bandera del desánimo.
Fue hermosa y fue valiente.
Tuvo el extraño don de la batalla.
Valentía, de " El don de la batalla" -Premio Ciega de Manzanares- 2011
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Maria Luisa Mora Alameda, nace en Yepes en 1959. Académica correspondiente por la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas y Artísticas de Toledo. Ha publicado más de una decena de libros de poesía. Desde “Este largo viaje hacia la lluvia” -accésit del Premio Adonáis- 1987, hasta “La sombra iluminada”, 2019. Pero es a partir de la muerte de su hija Verónica en el 2008 que su poesía da un giro completo en torno a esta desgracia. Desde entonces no para de escribirle. Gracias María Luisa por por tanta sensibilidad. Tus poemas son absolutamente recomendables para todas las madres que hayan perdido a sus hijos, y para todos los hijos que han perdido a sus madres, leo tu dolor en mi dolor.
Henri Matisse (Le Cateau-Cambrésis, 1869 - Niza, 1954) rompió esquemas. Es conocido por su contribución al fovismo, un estilo de vanguardia caracterizado por su uso provocativo del color. En la década de 1940, Henri Matisse, después de ser operado de cáncer, inició un nuevo método en su carrera: “pintar con tijeras”. Esta técnica, le llevó a alcanzar el ideal de una pintura plana y sintética. El artista lo contó así en en su ensayo “Écrits et propos sur l’art”, en 1972: “El papel cortado me permite dibujar en el color. Para mí, se trata de una simplificación. En lugar de dibujar el contorno e instalar el color, dibujo directamente en el color”.
En 1949, se sumerge en un proyecto de encargo, la capilla de la Virgen de la Oliva de Vence (Rocas), que para él será “el fruto de toda una vida de trabajo”. Diseña la decoración completa de la capilla siguiendo su singular invento de papeles pintados. Matisse no realizaba esta tarea solo, le ayudaba su colaboradora, la poetisa Catherina Gómez, sus sobrinos NAL y otros ayudantes. Aunque parezca una disciplina que rehuye la destreza, el pintor dedicaba muchas horas a pensar posibles combinaciones. En ese cartel propuso una ambiciosa síntesis de toda su obra que le permitió llevar a su máxima expresión su idea del arte decorativo y la espiritualidad. Al final de su vida encuentra el anhelado equilibrio entre el dibujo y el color.
En el tronco de una hermosa oliva
la Virgen se apareció a un apuesto caballero
que ante ella se arrodilló diciéndole
“Súbeme a tu caballo y dame una vuelta por aquí alrededor,
ahora llévame a una fuente que llaman la Fuente Santa
a beber agua tu caballo y yo…
Hay una hermosa explanada con árboles y charcos alrededor.
Y ahora llévame a la oliva donde debo estar yo”
Catherina Gómez
Libro “Mirada” Janina Sfetcu, página 61
+ sobre el libro "Mirada" aquí
“Mital metáfora y mitad maravilla. Y todo tú, en estado puro. Todo genial, y el talento, siempre”. ABM
::la mamá de Rilke también visitó Toledo, a través de las cartas que su hijo le enviaba, fueron 134 a lo largo de treinta años (desde 1896 a 1926), destacan por su homogeneidad de contenido y de su tono, las veintiséis cartas veraniegas, que el poeta escribía cada 22 de Agosto, por el cumpleaños de Mary. Allí donde estuviera, desde su alejamiento continuo y buscado empuñaba la pluma y se dirigía a su madre.
Oh estrella precipitada en el abismo,
que una vez vi desde un puente:
no he de olvidarte nunca. ¡Siempre en pie!
Arde la calle al sol de poniente,
hay tribus ocultas cerca del río
esperando que caiga la noche.
Hace falta valor, hace falta valor,
ven a la escuela de calor.
Sé lo que tengo que hacer para conseguir
que tú estés loco por mí.
Ven a mi lado y comprueba el tejido
mas, cuida esas manos, chico.
Esa paloma sobrevuela el peligro,
aprendió en una escuela de calor.
Vas por ahí sin prestar atención
y cae sobre ti una maldición.
En las piscina privadas las chicas
desnudan sus cuerpos al sol.
No des un mal paso, no des un mal paso,
esto es una escuela de calor.
Deja que me acerque,
Deja que me acerque a ti,
Quiero vivir del aire,
Quiero salir de aquí.
Arde la calle al sol de poniente,
hay tribus ocultas cerca del río
esperando que caiga la noche.
Hace falta valor, hace falta valor,
ven a la escuela de calor.
«Detrás de un triste mulo comenzamos a entrar por el huerto, Don Emilio, el cura de Ajofrín para asistir a los oficios de la Virgen de Agosto y un servidor, adelante hasta el estanque. Hallábase la condesa, hermosísima señora, al borde de la charca vestida de unos monjiles anchos, al parecer de anascote batanado, con una toca blanca de delgado canequí, sobre el ribete descubría en campo de plata, una corona condal. Como si dijésemos la condesa granizada, y que de su propio apellido se llamó la condesa de Tocenaque, a causa de que se producían en su dehesa mantecados, por ser costumbre en aquellas partes tomar los señores la denominación de sus nombres de la cosa en que más sus estados abundan» (nota1*)
«En Tocenaque, a 15 de Agosto de mil novecientos cuarenta, reunidos de una parte y en concepto de vendedor María Josefina López de Ayala y Morenés, mayor de edad, Condesa de Cedillo, natural y vecina de Madrid y como comprador, D. Alejandro Sánchez Bravo, agricultor con vecindad en Tocenaque, han convenido en llevar a cabo el presente contrato privado de compraventa, al que dan toda la fuerza y valor de público bajo las siguientes estipulaciones […] Siendo la primera dueña en plena propiedad y dominio de la finca rústica, doce fanegas, en término de Tocenaque colindante de la dehesa del mismo nombre, en extensión aproximada de 12 fanegas, divididas en tres suertes. En cuyo momento se otorgará, por el vendedor, la correspondiente carta de pago de esta obligación».
El secretario del Ayuntamiento, hace constar: «A Alejandro “el Cachivache”, que así era conocido en el pueblo, le nacieron los dientes en el campo, a los 7 años ya arrancaba algarrobas al otro “lao” el río. Siendo hombre adulto es uno de los agricultores más despiertos del lugar, el que mejor conoce el campo de toda la comarca: las particiones, los términos, los propietarios, la clase, los tipos de tierra, los dueños, medianías, servidumbres. Su pericia le viene por varias ocupaciones que ha tenido, todas relacionadas con la tierra: A parte de su huerta y las olivas, es porteador de los cazadores en las etapas de caza. Sembrador de zanahorias para la cooperativa de la verdura, asistiendo a todos los socios. Por último está la recogida del grano, es un segador extraordinario, que tiene un método especial para combinar, siembra, barbecho y rastrojo, que lo hace uno de los productores de mayor éxito. Se dedica también a trabajar para la cooperativa del secano, ayudando a la cosechadora en la siega, transportando el grano. Es experto en la localización de terrenos, en fin, como él dice: “si a mi edad no voy a conocer el campo”. Y para que conste doy fe y firmo» (nota2*)
Alejandro Sánchez Bravo, 1881-1972 y Cándida Barahona Ramos,1885-1973* matrimonio, mayores de edad, vecinos de Tocenaque dueños de: seis fanegas vecinas al Convento franciscano de la Oliva; 4 fanegas arrendadas a Don Julio Cabañas Caballero (1862–1930) en la vega del Guadarrama; varias vacas y gallinas; 9 hijos entre machos y hembras que trabajaban todos por igual. En resultas de las fatigas de toda la familia, proceden a comprar algunos terrenos en la comarca. En lugar de hacerse con la vega arrendada que el Dr. Cabañas ofrecía a todos los arrendatarios, como acto en defensa del proletariado o del pobre, “… mejor dar trabajo a limosnas, y cultura a ignorancia” decidió adquirir otras tierras que más le convenían. A saber: 12 fanegas junto a la dehesa de Tocenaque, que posteriormente, le sobrevivieron y se dividieron en 3 suertes, les tocaron respectivamente a su nieto Fernando Sánchez, a una hija, Ángeles de Lominchar y a su hijo Francisco; 6 fanegas en camino Cabañas, donde hizo la primera huerta; 8 fanegas al final del camino del río Guadarrama, estas últimas le tocaron a su hijo Isabelo en suerte, (que hizo los lotes y que gravó con 100.000 pts. por ser de mayor extensión) junto con el gravamen añadido, que ironías del destino, pagó con gusto, pues así era su sentido de la justicia. Los hijos varones creyeron tener derecho prioritario sobre las huertas, porque sobre ellos recayó la construcción de los pozos, pero el matrimonio encontró justo el sorteo pues hombres y mujeres trabajaron la tierra por igual. (nota3*)
Historia condensada de los Condes de Cedillo: «Es complicado presentar el relato genealógico de toda una familia, una casa condal toledana: la de los Condes de Cedillo, título intermitente, en su primera raza, o sea la del linaje de Álvarez de Toledo, y sus agregados los de Ajofrín, Bocanegra, Ponce de León y Luna. Posteriormente Título y Casa pasaron a los López de Ayala. Se trata de uno de los linajes toledanos más distinguidos, cuya figura principal fue Hernándo Álvarez de Toledo, Señor de Cedillo y Tocenaque, y gran secretario de los Reyes Católicos, en cuyo reinado fue protagonista y engrandeció a su prole. El condado de Cedillo es un título de nobleza que fue otorgado en 1624, por el rey Felipe IV a favor de Antonio Álvarez de Toledo y Heredia Ponce de León y Luna, III Conde de Cedillo Señor de Moratalaz, Tocenaque y Manzaneque, notario mayor del Reino de Granada, patrono de la Universidad de Santa Catalina, nacido en Olías hacia 1570. Desde sus orígenes la Casa de Cedillo estuvo adscrita al linaje toledano de la casa de Toledo; una línea agnada, pero ilegítima, de los condes de Fuensalida». (nota4*)