:: STRAND

Fui explorador en el Polo

En mi juventud fui explorador en el Polo,
pasé incontables noches y días helándome
de lugar vacío en lugar vacío. Finalmente,
dejé de viajar y me quedé en casa
y creció en mí un repentino exceso de deseo

como si me atravesara un resplandeciente

haz de luz de los que se ven en los diamantes.

Llené página tras página con las imágenes de las que había
    sido testigo...

El ruido del hielo en el mar, glaciares gigantes, el blanco
    azotado por el viento

de los icebergs. Luego, no tenía nada más que decir, me detuve
y dirigí la mirada hacia lo más próximo. Casi al momento
apareció entre los árboles frente a mi casa

un hombre con abrigo oscuro y sombrero de ala ancha.

La forma en que miró al frente y se quedó quieto,

sin mover las piernas, los brazos colgando,

me hicieron pensar que lo conocía.

Pero, cuando levanté la mano para saludar,

retrocedió un paso, se volvió, empezó a desvanecerse

como el anhelo se desvanece hasta que no queda nada de él.

Mark Strand: "Hombre y camello. Poemas", ed. Visor, 2010.

 
imagen::calber

_ strand #1 29_11_2015 :: AÑO 2 | Falleció Mark Strand, poeta de la nostalgia, el 29 de noviembre del año pasado y todo sigue igual, bueno el blog que nació entonces continúa creciendo bajo su oscuridad. “Llené página tras página con las imágenes de las que había |    sido testigo…”. Todo eso pasó hace un año o pasará de aquí a cinco años. Lo creado se desvanece “como el anhelo se desvanece hasta que no queda nada de él”

 
I had been a polar explorer

I had been a polar explorer in my youth

and spent countless days and nights freezing

in one blank place and then another. Eventually,

I quit my travels and stayed at home,

and there grew within me a sudden excess of desire,

as if a brilliant stream of light of the sort one sees

within a diamond were passing through me.

I filled page after page with visions of what I had witnessed?
groaning seas of pack ice, giant glaciers, and the windswept
    white

of icebergs. Then, with nothing more to say, I stopped
and turned my sights on what was near. Almost at once,
a man wearing a dark coat and broad-brimmed hat
appeared under the trees in front of my house.

The way he stared straight ahead and stood,

not shifting his weight, letting his arms hang down

at his side, made me think that I knew him.

But when I raised my hand to say hello,

he took a step back, turned away, and started to fade

as longing fades until nothing is left of it. 




______________________  aniversarios: