:: old man

El libro “Casi invisible” termina con un poema que se llama “Cuando cumplí cien años”,  el último verso dice: “Y desaparecí.” Mark Strand explica que su editor le dijo que era demasiado obvio ponerlo al final, pero a él le parecía una buena manera de terminar el libro. Mark Strand desapareció el 29 de noviembre de 2014. Cada año a finales de mes conmemoro también el aniversario del blog y renuevo el diseño de la cabecera de “lo último, por amor al arte”. Celebramos el 7º aniversario, entrando en el año 8 y lo vamos a hacer con una entrevista en la que Mark Strand habló de muchas cosas en Nueva York con Zaidenwerg el día de reyes, un año antes de morir. Hablan de Wallace Stevens, de los poemas que escribió al final de su vida, “hermosas evocaciones de la vejez”, para tocar una fibra sensible. Y este año desde “lo último” vamos a dedicar este aniversario a Isabelo Sánchez Barahona, que cumplía años en noviembre y es en sí una evocación de la vejez. Parece que en el momento de la entrevista Strand estaba viviendo en Madrid, trabajando en un ensayo sobre la memoria de sus padres y empleado en sus collages: “Hago collages, porque me permiten escaparme del sentido. No tengo que lidiar con el lenguaje. No tengo que preocuparme por intentar decir algo y no poder. Corto y pego papelitos, y me resulta muy placentero”. Como él, este año voy a seguir sus pasos continuando con la colección “lyrical family” unos collages que me permiten escapar y reencontrarme. También intentaré preparar ricas cenas en madrid…


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Entrevista a Mark Strand (extracto)
por Ezequiel Zaidenwerg 06 Enero 2013

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¿Por qué le resultaba tan atractivo el estilo de Wallace Stevens?
Por sus descripciones tan hermosas. Después de todo, yo había empezado como pintor, y sus poemas me interpelaban desde el interés por lo visual. Además, a medida que fui envejeciendo, los poemas que escribió hacia el final de su vida son hermosas evocaciones de la vejez, así que tocan una fibra sensible. Además, es un poeta del clima...
 
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También ha dicho que el verdadero alimento para un poeta son otros poemas.
Sí, creo que es así. Creo que uno no se hace poeta sin saber lo que es un poema, o sin haber tenido algún contacto con la poesía. A uno lo inspiran otros poemas y luego escribe. Cuando hablé de mis comienzos como poeta, mencioné mi fascinación por Veinte poemas de amor y una canción desesperada, y ese libro en cierta medida me hizo querer escribir mis propios poemas de amor y mi canción desesperada. Creo que si algo te conmueve, quieres reproducir eso que te conmovió, pero en tus propios términos, para ver si puedes generar algo parecido a lo que hizo el poeta que te precedió.
 
¿Sería entonces una especie de traducción, traducir del vocabulario poético de otro poeta al propio?
Creo que uno ingiere otro poema, que toca cierta fibra en uno, despierta algo en uno, y uno siente la necesidad de capturar aquello que se ha despertado y ponerlo por escrito.
 
Al leer sus poemas, tengo la sensación de que crea un mundo alternativo. ¿De dónde surge eso?
Es un mundo verbal que he creado a partir de mi mundo, a partir de mi experiencia. Pero las palabras crean ideas, crean sentimientos, y he creado un mundo en el que ciertas ideas, ciertos estados de ánimo, se han vuelto característicos, y cuando alguien lee mis poemas, se siente transportado –o eso espero– al mundo de Strand, por las palabras que uso y lo que ellas sugieren.
 
¿Cuáles son sus palabras preferidas?
Me gustaría que fueran más, pero por bastante tiempo fueron “piedra”, “vidrio”, “cielo”, “mar”, palabras muy genéricas... Las imágenes de mis poemas no son necesariamente imágenes visuales, muchas de ellas son acciones, mis poemas describen actividades, a veces de carácter nervioso o absurdo, a veces muy pacífico, pero eso es lo que les da vida. No soy un poeta de la naturaleza, no ahondo en el aspecto de las cosas, sino más bien en su comportamiento. Para mí, el paisaje es un mero decorado, las montañas de Utah eran un decorado, el mar del Atlántico Norte cerca de Nueva Escocia es un decorado, lo que me interesa es lo que se desarrolla frente al telón de fondo de las montañas o del mar.
 
El humor es un elemento importantísimo de su poesía.
Creo que se piensa, erróneamente a mi entender, que la poesía es algo serio y oscuro... Hay muchas cosas perturbadoras en el mundo, y hay tantas cosas absurdas y tanta locura en el mundo que me parece que sería un error ignorarlas. Cuando leo los diarios, me río y me angustio en igual medida.
 
Una de las cosas que hace tan atractiva su poesía para mí es cómo logra mezclar comedia y elegía con gran elegancia, de forma que lo cómico nunca se vuelve frívolo ni burdo, y lo elegíaco no llega a volverse dramático, sino que es apenas una nota lánguida de fondo...
Creo que lo has expresado muy bien, eso es exactamente lo que intento hacer. Alguna vez lo describí como una mezcla de melancolía y humor, pero creo que el elemento elegíaco es muy característico de mis poemas, y trato de incluir ambos elementos en el mismo poema, intentando que la transición sea casi invisible, para que los lectores no sepan muy bien cómo sucedió...
 
¿Qué piensa de los poetas que, como procedimiento, se basan en la experiencia cotidiana para hacer algún tipo de afirmación?
Hay poetas metonímicos, que toman un trozo de vida para representar la totalidad de la vida, y que por lo general tienen una moraleja, explícita o implícita. Yo me considero más bien un poeta metafórico, creo un mundo alternativo que tiene sus propias reglas y regulaciones, en el cual tal vez se puedan percibir algunos elementos de nuestro mundo, y que por eso no resulta totalmente ajeno. El poeta metonímico debe asegurarse de que ese mundo reducido que está representando sea fiel al mundo verdadero de la experiencia. Yo no siento para nada esa obligación. Solo quiero ser fiel a mis propias ideas respecto de lo que funciona en un poema, y no a lo que el mundo consideraría realista o correcto. Lo que me importa es la integridad del mundo que creo, y no lo que estoy revelando sobre el mundo en el que viven los demás.
 
¿Por qué usa tan pocas palabras? ¿Es algo deliberado?
Porque sé lo que significan y tengo control sobre ellas. Son las palabras que pueblan y dan vida al mundo que creo.
 
¿Fue una decisión consciente limitarse a un repertorio de palabras tan reducido?
No. Siempre he creído en la sencillez, en lo tocante al lenguaje creo en el principio de economía, hablar de manera sencilla y directa es mejor que decir lo mismo con perífrasis o de forma complicada. Pero debo decir que mis oraciones se han vuelto mucho más complejas, el lenguaje es muy sencillo pero la sintaxis a veces se vuelve muy complicada, y prefiero tener una sintaxis compleja y un vocabulario sencillo que un vocabulario muy difícil y una sintaxis ingenua.
 
También ha dicho que en la poesía buscamos un misterio...
Creo que así es. No buscamos la solución del misterio, creo que nos gusta que se nos ofrezca un misterio, nos gusta acercarnos al misterio. Quiero decir: si un misterio es un misterio, no lo va a resolver o descubrir un poema. Creo que lo maravilloso que tiene la poesía es esa intimidad con el misterio, porque, una vez que se resuelve, el hechizo se rompe y el misterio desaparece. Queremos perpetuar el misterio, y para eso debemos acercarnos pero sin violarlo.
 
El misterio está presente en muchísimos de sus poemas...
Son misteriosos, pero no por decisión consciente. Creo que mi cerebro funciona así. La vida me parece misteriosa, mi presencia en la Tierra me parece misteriosa. Muchas veces, cuando termino un poema, no estoy muy seguro, aunque generalmente estoy seguro de lo que he dicho, siempre hay un elemento inexplicable. Creo que los poemas de otros poetas que me atraen tienen algún elemento inexplicable. Siento al mismo tiempo familiaridad con el poema y perplejidad. Creo que la presencia de esos dos elementos es esencial para la poesía.


 
¿Es uno de los motivos por los que ahora vive en España?
La única ciudad en la que podría vivir de los Estados Unidos es Nueva York, que es una ciudad maravillosa en muchos sentidos, pero es muy cara, el ruido me molesta, la agresividad de la gente y el grado de violencia que uno encuentra a diario en la calle me resultan enervantes. A veces salgo a caminar y cuando vuelvo a mi departamento me siento exhausto por lo que acabo de ver y escuchar, y tardo demasiado en recuperarme. Me gusta la sencillez de mi vida en Madrid, lo único que quiero es trabajar, y Madrid me permite hacerlo, ya sea escribir una conferencia, un ensayo, o las memorias sobre mis padres que estoy escribiendo ahora, o mis collages.
 
¿Volvió a pintar, entonces?
No, no volví a pintar. Hago collages, porque me permiten escaparme del sentido. No tengo que lidiar con el lenguaje. No tengo que preocuparme por intentar decir algo y no poder. Corto y pego papelitos, y me resulta muy placentero.
 

 
También leí una entrevista suya en la que declara: “Quiero vivir como un ser humano, quiero ser libre”, respecto de su jubilación como poeta. ¿Cree que la poesía es una forma de esclavitud?
Bueno, no. Creo que exageraba. No sé qué habré querido decir con eso de que quería vivir como un ser humano. También era un ser humano cuando escribí esos poemas. Creo que la obligación de seguir siendo poeta es una especie de esclavitud, porque tu identidad, si uno ha escrito tanto como yo, acaba encadenada a tu producción, a tus poemas. Quería que mi identidad encontrara otro punto de apoyo, o que se viera obligada a modificarse. Quería dejar de ser Mark Strand el poeta, quería ser Mark Strand el que hace collages o Mark Strand el que prepara ricas cenas en Madrid.


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UN VIEJO SE VA DE LA FIESTA

Estaba claro, cuando me fui de la fiesta,
Que, aunque tenía más de ochenta años, tenía todavía
Un cuerpo bello. La luna brillaba sobre nosotros como
    suele hacer
En momentos de profunda introspección. El viento contuvo
    el aliento.
Y, mira, alguien dejó un espejo apoyado contra un árbol.
Tras asegurarme de que me hallaba solo, me quité la camisa.
Las flores de la yuca asintieron con sus cabezas bañadas por
     la luz de la luna.
Me quité los pantalones y las urracas dieron vueltas en torno
     a las secuoyas.
Al fondo del valle, el crepitante río fluía de nuevo.
Qué extraño que estuviera en medio de un lugar virgen solo y
     con mi cuerpo.
Sé en qué estás pensando. Yo también fui como tú. Pero ahora,
Con tanto ante mí, tantos árboles de color verde esmeralda, y
Campos blanquecinos de hierbas, lagos y montañas, ¿cómo
    podría yo
No ser sólo yo mismo, este sueño de la carne, sin tardanza?




OLD MAN LEAVES PARTY

It was clear when I left the party
That though I was over eighty I still had
A beautiful body. The moon shone down as it will
On moments of deep introspection. The wind held its breath.
And look, somebody left a mirror leaning against a tree.
Making sure that I was alone, I took off my shirt.
The flowers of bear grass nodded their moonwashed heads.
I took off my pants and the magpies circled the redwoods.
Down in the valley the creaking river was flowing once more.
How strange that I should stand in the wilds alone with my body.
I know what you are thinking. I was like you once. But now
With so much before me, so many emerald trees, and
Weed-whitened fields, mountains and lakes, how could I not
Be only myself, this dream of flesh, from moment to moment?



imagen::calber

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