:: natividad - caída

********nacer
«Gloria a ti Reina de toda hermosura. Tú del cielo eres gloria y honor, de tus hijos la dulce esperanza y el consuelo en toda aflicción. Eres tú manantial de donde brotan las esencias del más puro amor»
 

imagen::calber
 
La Natividad de María es una de las trece fiestas marianas del calendario romano general de la Iglesia católica. Se celebra el 8 de septiembre, nueve meses después de la dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen, tiene su origen en Jerusalén. Comenzó en el siglo V como la fiesta de la basílica «Sanctae Mariae ubi nata est», emplazada en el supuesto lugar donde nació María, actualmente la basílica de Santa Ana. En el siglo VII, la fiesta se celebraba por los bizantinos y en Roma como la fiesta del nacimiento de la Bienaventurada Virgen María y celebrada desde el papado de Sergio I. En el 722 el papa Gregorio II instituyó la vigilia de la Natividad de nuestra Señora. En 1243 Inocencio IV instituyó la octava. La Iglesia católica tan solo acepta la celebración del nacimiento de Cristo (25 de diciembre), Juan Bautista (24 de junio) y la Virgen María. 
 
********morir
La caída de Ícaro refleja un intento de libertad que supera la condición humana. El joven inexperto se deja llevar por su ambición, ignorando la sabiduría de su padre, y no puede distinguir el peligro que lo acecha, pereciendo en el camino.

imagen:: The fall of Icaro 1943-1946 Henri Matisse
 
Dédalo fue el más ingenioso y solicitado de los constructores de artefactos de la antigua Grecia. Junto a su jóven hijo Ícaro fue expulsado de Atenas y tuvieron que buscar refugio en la isla de Creta, donde el rey los acogió. Su primer gran encargo fue un laberinto para encerrar al Minotauro, pero su invento fracasó, por lo que MInos los mandó encarcelar . Dédalo decidió escapar de la isla, se puso a trabajar para fabricar alas. Enlazó plumas entre sí uniendo con hilo las plumas centrales y con cera las laterales. Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Pasaron las islas de Samos, Delos, Paros, Lebintos y Calimna, entonces el muchacho comenzó a ascender. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y estas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, y, en su memoria, llamó Icaria a la tierra cercana al lugar del mar en el que su hijo había caído. Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia, donde quedó bajo la protección del rey Cócalo. Allí construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios.