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Milú siempre te va a querer, hagas lo que hagas o seas quien seas. Eso es amor incondicional. Yo antes era complicado me pasaba la vida con pensamientos triviales en la cabeza o demasiado sesudos. En cambio, él vive constantemente en el ahora, sin hacerse preguntas. Es un auténtico maestro de la atención plena, lo que me inspira cositas del “carpe diem”. Mi perro vive el presente, nunca se enfada, y aunque a veces siente que lo traiciono cuando lo dejo solo, al volver a verme, se le pasa de inmediato. Mi terapeuta me dijo una vez que es que ellos piensan que no volveremos más, su cerebro, también es una crueldad. Nació el 1 de diciembre del 22, fiesta nacional de Transilvania y desde ese día pensaba en su unificación a la familia.
Milú es de marca, es un Jack Russell Terrier. Esta raza debe su nombre al reverendo John “Jack” Russell. Nacido en 1795, fue pastor anglicano en el condado de Devon, donde la caza del zorro era muy practicada. Su afición le llevó a la crianza de estos animales. Aparte de una educación consecuente, esto también es aplicable para su pequeña tutora, lo que necesita este cachorro es ejercicio y más ejercicio. Un jack russell terrier equilibrado es una alegría para una familia, es amable, abierto, aventurero y muy trabajador. Sin olvidar que también ayuda a calmar el estrés, ya que darle mimos produce la liberación de la oxitocina, la hormona asociada a la confianza.
Milú tiene corazón de cazador, es vivaz, muy activo, pequeño y adorable. Mueve la colita mientras corretea a tu alrededor. Básicamente es blanco, aunque presenta una combinación de manchas, negras y marrón tostado en la cara, de forma simétrica parece que lleva una máscara que le cubre hasta las orejas, que mantiene, casi siempre, caídas. En el lomo izquierdo lleva impresa una franja negra que le nace en el cuello y le cuelga hasta el nacimiento de su pata delantera, parece un tirante. Hoy mismo nuestro perrito tiene 5 meses y unos veinte centímetros de altura a la cruz, es más largo que alto, este es su sino. Y debe pesar un par de kilos aún. Este cuadrúpedo no es perezoso, tiene voluntad de hierro, vamos que es un cabezón. Pero es tan mono, es bueno para la salud, acariciarlo reduce la presión arterial.
Milú se llama así por las aventuras de Tintín, se lo puso Hergé en honor a la primera novia que tuvo a los 18 años (Marie-Louise Van Cutsem, llamada cariñosamente Milou). Y claro, como a Edurne le gusta tanto leer cuentos y está encantada con él, pues le dio este nombre. Así que, todo ha cambiado en nuestras vidas con la llegada de este can y de su dueña y con el “pet friendly”. Ahora en mi empresa permiten llevar perros a la oficina y en el camión. Parece ser que son de gran ayuda para reducir la ansiedad y aumentar los niveles de bienestar de los trabajadores. También son estímulo para una buena relación entre compañeros, fomentan la creatividad y aumentan el rendimiento. Milú y Edurne son bebés-maravilla, es como si en su código genético estuviera el hecho de amar sin esperar nada a cambio. ¿No deberíamos ver así la vida todo el tiempo?