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Encerrado en su laboratorio secreto en Macondo, en efecto, el protagonista de Cien años de soledad, fabrica pescaditos de oro a cambio de monedas de oro que después son fundidas para producir nuevamente otros pescaditos. Un círculo vicioso que no escapa a las críticas de Úrsula, a la mirada afectuosa de la madre inquieta por el futuro del hijo, «Con su terrible sentido práctico, Úrsula no podía entender el negocio del coronel que cambiaba los pescaditos por monedas de oro y luego convertía las monedas de oro en pescaditos, y así sucesivamente, de modo que tenía que trabajar cada vez más, a medida que más vendía para satisfacer un círculo vicioso y exasperante. En verdad lo que le interesaba a él no era el negocio, sino el trabajo». Persiguiendo sus pasiones el coronel confiesa con un gran candor, que sus únicos instantes felices desde la tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo, habían transcurrido en el taller de platería donde se le iba el tiempo armando pescaditos de oro.: «Había tenido que promover 32 guerras y había tenido que violar todos sus pactos con la muerte y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria para descubrir, con casi 40 años su retraso, los privilegios de la simplicidad, realizar actos gratuitos y desinteresados capaces de refutar por cualquier lógica comercial lo que significa cultivar valores alternativos a la supremacía de las leyes del mercado y del beneficio, a la dictadura de la rapidez y de la urgencia».
Nuccio Ordine filósofo italiano ganador del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, por transmitir, en especial a los más jóvenes, que la importancia del saber se encuentra en el proceso mismo del aprendizaje”. Pasaje sobre "Cien años de soledad" de su conferencia en la FILBo 2023. wmagazin.com