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::mi tío amanece el día con sus matemáticas, sus conejos y sus plantas. Antes pensaba que mi tío era raro pero ahora que estamos estudiando la sucesión o serie de Fibonacci me pregunto, si todo está tan ordenado en el cosmos como en la vida de mi tío.
En esta sucesión infinita de números naturales 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597, 2584... cada número, salvo los dos primeros, es igual a la suma de los dos anteriores. Por ejemplo, 8 = 5 + 3, 13 = 8 +5, 2584 = 1587 + 987, etc. A los elementos de esta sucesión se les llama hijos de Fibonacci. Fue descrita en Europa por Leonardo de Pisa, matemático italiano del siglo xiii también conocido como Fibonacci.
Esta serie aparece en un número asombroso de disciplinas matemáticas, así como en la naturaleza, por ejemplo en las ramas de los árboles, en la disposición de las hojas en el tallo, en las flores de alcachofas y girasoles, en las inflorescencias de la coliflor romanesco, en la configuración de las piñas de los pinos y hasta en la reproducción de los conejos. Así que mi tío es un hijo de Fibonacci casi sin saberlo, y cada mañana riega sus plantas y habla con sus conejos en homenaje al cociente final de los números de Fibonacci.
En esta sucesión infinita de números naturales 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597, 2584... cada número, salvo los dos primeros, es igual a la suma de los dos anteriores. Por ejemplo, 8 = 5 + 3, 13 = 8 +5, 2584 = 1587 + 987, etc. A los elementos de esta sucesión se les llama hijos de Fibonacci. Fue descrita en Europa por Leonardo de Pisa, matemático italiano del siglo xiii también conocido como Fibonacci.
Esta serie aparece en un número asombroso de disciplinas matemáticas, así como en la naturaleza, por ejemplo en las ramas de los árboles, en la disposición de las hojas en el tallo, en las flores de alcachofas y girasoles, en las inflorescencias de la coliflor romanesco, en la configuración de las piñas de los pinos y hasta en la reproducción de los conejos. Así que mi tío es un hijo de Fibonacci casi sin saberlo, y cada mañana riega sus plantas y habla con sus conejos en homenaje al cociente final de los números de Fibonacci.