imagen::calber. Taller bookend. Campamento de Verano en ciudad de Bes
El Taller bookend ciudad de Bes 2022 está pensado para que niños y adultos puedan crear un sujetalibros personalizado, reutilizando juguetes y animales. El taller es perfecto para fomentar la lectura. El verano es el mejor momento para hacerlo. El resultado será una maravilla, cada niño podrá utilizarlo para almacenar todos los libros que van a leer en las vacaciones, o podrá regalarlo a la persona más querida. Ya sea el padre, madre o amigo ¡porque leer es cultura! El taller se lleva a cabo en el Centro de Interpretación del Museo Etnológico Regional-Internacional (MERI) de Ciudad de Bes. Está dirigido por Calber, un reconocido monitor y tallerista regional, enseñará a los niños como construir sujetalibros únicos, divertidos y originales. El taller finaliza con la lectura de fragmentos de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez junto a técnicas de mediación lectora usando las creaciones animalarias realizadas en la primera fase del taller.
imagen::calber
imagen::calber
Platero y yo: CXXXIII
Nostalgia
Platero, tú nos ves, ¿verdad? ¿Verdad que ves cómo se ríe en paz, clara y fría, el agua de la noria del huerto; cuál vuelan, en la luz última, las afanosas abejas en torno del romero verde y malva, rosa y oro por el sol que aún enciende la colina?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
¿Verdad que ves pasar por la cuesta roja de la Fuente vieja los borriquillos de las lavanderas, cansados, cojos, tristes en la inmensa pureza que une tierra y cielo en un solo cristal de esplendor?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
¿Verdad que ves a los niños corriendo arrebatados entre las jaras, que tienen posadas en sus ramas sus propias flores, liviano enjambre de vagas mariposas blancas, goteadas de carmín?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
Platero, ¿verdad que tú nos ves? Sí, tú me ves. Y yo creo oír, sí, sí, yo oigo en el poniente despejado, endulzando todo el valle de las viñas, tu tierno rebuzno lastimero...
Platero, tú nos ves, ¿verdad? ¿Verdad que ves cómo se ríe en paz, clara y fría, el agua de la noria del huerto; cuál vuelan, en la luz última, las afanosas abejas en torno del romero verde y malva, rosa y oro por el sol que aún enciende la colina?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
¿Verdad que ves pasar por la cuesta roja de la Fuente vieja los borriquillos de las lavanderas, cansados, cojos, tristes en la inmensa pureza que une tierra y cielo en un solo cristal de esplendor?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
¿Verdad que ves a los niños corriendo arrebatados entre las jaras, que tienen posadas en sus ramas sus propias flores, liviano enjambre de vagas mariposas blancas, goteadas de carmín?
Platero, tú nos ves, ¿verdad?
Platero, ¿verdad que tú nos ves? Sí, tú me ves. Y yo creo oír, sí, sí, yo oigo en el poniente despejado, endulzando todo el valle de las viñas, tu tierno rebuzno lastimero...