:: abuela mari

Hola,

internet ha cambiado nuestras vidas, la nueva poesía se hace en Instagram. Ahora cuando quiero leer algo bonito, o busco un poema para felicitar a mi abuela, lo hago en las redes. Una nueva generación de jóvenes escritores nacida ahí, está revolucionando el mercado editorial. Sus temas son muy autobiográficos con fuerte arraigo en lo cotidiano, lo anecdótico y en la cultura de masas. Su lenguaje es coloquial, muy directo, al igual que su expresión sentimental y su denuncia social. Por esto, esta poesía es maravillosa y encanta a la juventud. Se ha puesto de moda entre nosotros, los millennials, quizá sea el género literario que mejor encaja con el nuevo tipo de lectura apresurada que hacemos en la pequeña pantalla de un teléfono móvil. El éxito de estos versos ha dado lugar a un movimiento: el #instapoet. Los poetas del “follow” tienen miles de seguidores, incluso salen por TV, sus ventas son la envidia de cualquier escritor de tertulia tradicional. Nuevas editoriales apuestan por ellos: Noviembre Poesía, Frida, Ya lo dijo casimiro parker o Valparaíso. Incluso los grupos consolidados crean colecciones especiales, con “diseños pop” más atractivos para los jóvenes. Me apasiona esta nueva poesía, a pesar de alguna crítica tradicional que no la reconoce como auténtica. La poesía ha cambiado nuestras vidas, la poesía en las redes también… con uno de mis retratos "naif" y este poema moderno quiero felicitar a mi abuela este 22 de agosto en su 75 cumpleaños.  *#tequieroabuelamari”_ n 






A su madre

Hola,

esta carta debía haberla escrito hace dos años,
así que por esta vez permitirme hablar en primera persona
y os prometo que ya acabo.
Mamá, me encanta escribir a ordenador,
aunque detesto todo lo que trae el Word 2016 como predeterminado.
Sonará extraño, pero es como si la existencia me hubiese concedido la habilidad de leer entre opciones de interlineado
y la verdad es que detesto el cuerpo del Calibri, los once puntos y el 1,0 de espaciado.
Mamá, me enseñaste que la vida se resumía en pedir disculpas, dar las gracias y decir por favor.
Y también en guardar cada cinco minutos los archivos de Word, porque en cualquier momento podía producirse un apagón y nos quedábamos días sin luz.
Mamá, gracias por tu gratitud, por todo lo bueno, de preocuparte del cuándo, del cómo, del dónde y con quién salía.
Yo y mi juventud.
A veces contestándote con mala actitud hasta que tú y tus collejas me recordabas que, pa mala, tú.
Mamá, lo siento por entender demasiado tarde que por más veloz que sea el amor a primera vista siempre quedará segundo si se enfrenta al amor de madre.
Por enseñarme que padre no sólo es aquel que tiene un hijo, padres son todos aquellos a los que los sueños les quedan pequeños, a lo poco que duermen para cumplirlos y aparte.
Lo siento por buscar lo extraordinario en otros planetas, por contestarte con mensajes cuando ya había encontrado vida en llamarte.
Mamá, ahora, ahora el mundo se detiene cuando hablo mamá, porque tú te casaste con la felicidad y no firmaste la separación de bienes.
Y ahora... jamás volverá a pasar por mi cabeza la idea de quitarme la vida, porque la felicidad me debe la mitad de todo lo que tiene.
Mamá, tal vez yo solo sea un instante,
como una de esas faltas de ortografía que en el Word 2016 se corrigen solas,
o se borra.
Mamá, tal vez yo sea eso.
Pero yo te quiero recta, a doble espacio y en Times New Roman.
Gracias.


de César Brandon, ganador de la tercera edición de Got Talent