:: himno

«Esta es una historia donde se mezcla lo costumbrista y lo personal con las más intensas emociones humanas. Un relato profundamente realista que, sin embargo, coquetea con las emociones y con la búsqueda del modo de trascender en la vida a través de la música.  Se cuenta la historia de Gregorio Huecas, un músico nacido en Magán (Toledo) a inicios del siglo XX, que se muda a Rocas y que tiene varios amores: la música, la patrona del pueblo y su mujer, Saturnina Cabañas Franco*1 . Es este un relato contado con una prosa sencilla pero extremadamente ameno, que no abandona en ningún momento su profundo trasfondo histórico, fruto de la documentación manejada. Gregorio Huecas, compone dos piezas fundamentales para el pueblo de Rocas: El Himno a su Virgen*2 y la Despedida. No hay demasiada documentación pero se conservan ambas partituras con su firma. Aunque no figura el año de composición, se supone que fue sobre 1930, más o menos, por esos años él era también el sacristán de la parroquia. Su historia es un tributo a los paisanos y devotos de la Virgen de Rocas, y a la música generadora de la energía contenida en el alma del ser humano, lleno de ternura, frescura y esperanza; un historia desconocida para muchos jóvenes de hoy. Entre los documentos adjuntos está una carta*3 escrita por sus paisanos el día que el músico pasó a mejor Gloria». 

Extracto de la reseña aparecida en la Hoja Parroquial de Rocas, escrito por uno de sus descendientes, el día de su 50 Aniversario.

 
imagen::nicolás barahona

NOTAS:
*1 Saturnina Cabañas Franco es uno de los ocho hijos de Manuel Cabañas Bravo y Victoria Franco Salas: Petra, Eufemia, Ubaldo, Ricardo, Lorenza, Saturnina, Blas y Dominga. Está última, era la más pequeña y casó con Guillermo Serrano Ramos el 20 del 9 del 1916, ambos regentaron la Posada del pueblo y fueron los abuelos del autor de la reseña, del que recibió su nombre, cuñados de Gregorio Huecas.

*2 Un trozo de la letra del himno dice así: Adiós Reina del cielo | Oh Madre del Salvador, | dulce prenda adorada | de mi sincero amor. || De tu divino rostro | la belleza al dejar, | permíteme que vuelva | tus plantas a besar. 

*3 Querido Gregorio: Con esta carta tus paisanos, queremos despedirte. Tenemos aún muy reciente en la memoria la celebración, el pasado septiembre, del Aniversario del Himno a la Virgen, y el canto a su despedida. Perderte de esta forma tan repentina crea un gran dolor y un vacío en nuestros corazones.  Aquel día  fue muy especial para los paisanos, juntos nos emocionamos. Nos hicimos una foto muy especial contigo, que nos queda en el recuerdo. Aunque te has ido tu música siempre estará entre nosotros.
La vida se te acabó demasiado pronto, pero puede estar orgulloso de haber cumplido algunos sueños importantes: como enamorarte, ser un buen padre y haber escrito un Himno. Quienes te conocimos sabemos lo buena gente que eras, sencillo, humilde, con un gran corazón, una gran sonrisa y unas ganas de vivir tremendas. El Himno a la Virgen siempre se canta cuando estamos en su semana de fiestas, pero fíjate si has sido grande, que el día de tu partida quisimos cantarlo en tu honor en la iglesia. Lo hicimos con tal sentimiento y orgullo que se nos caían las lágrimas.
En estos momentos tan difíciles queremos desear que tu familia encuentre consuelo en Nuestra Señora de Rocas, a quien tanto querías. Y a quien, este año tan especial, tuvisteis el privilegio de acoger con mucha ilusión en vuestra casa. Gregorio y
Saturnina ya descansáis junto a ella. ¡Siempre estarás en el recuerdo de tus paisanos!