"La gente debe poder tener su selfie con el Guernica" ha señalado el nuevo director del Reina Sofía, Manuel Segade, como ocurre con cualquier otro fenómeno cultural. Desde el 1 de septiembre, ya se puede, con la única condición de no utilizar flash, ni trípodes. No he dejado pasar un mes sin aparecer por allí en busca de transformarme en el Mick Jagger del 2023. Parece que Segade ha entendido la cultura selfie, y nos permite mejorar la experiencia de ver el cuadro más famoso de Picasso. Han comprendido que no tiene sentido que el Guernica no tenga la iconicidad que se merece. La prohibición afectaba a la sala entera en la que se encuentra el cuadro y estaba en vigor para proteger una obra muy frágil, que se colgó de las paredes del Reina Sofía en 1992 procedente del Casón del Buen Retiro, donde se había exhibido desde que el cuadro llegó en 1981 a España tras 42 años en el MoMA neoyorquino. Segade sí se pone en nuestro lugar: "Me gustaría que llegásemos al cien por cien de accesibilidad fotográfica sobre todo para ese público joven que también vive filtrado por una pantalla. Creo que también es importante atender a su forma de acercarse a la realidad".
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Con el título Vasos comunicantes la Colección del Museo Reina Sofía ofrece narrativas y experiencias que, sin pretenderse exhaustivas ni categóricas, nos hablan del momento presente mediante el estudio crítico del pasado común. Se organiza en episodios con temporalidades flexibles y enfoques interdisciplinares. Los capítulos son pensados de manera orgánica, pudiendo vincularse entre sí, transformarse, incorporar otros y generar nuevos relatos. Ha sido una maravilla, destaco estos seis momentos entre tantos.
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