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Lo importante está en el interior, pero cuando hablamos de libros (sobre todo de poesía) la portada se vuelve un elemento fabuloso; capaz de sugerir, de atraer, a veces incluso de provocar. Es una carta de presentación y una invitación a ser abierto. Para calber ha sido un gran reto profesional el diseño de la cubierta de la antología “Disidencias” de El sastre de Apollinaire, una editorial exquisita que cuida con mimo su imagen. Hemos hablado por aquí, en alguna ocasión, sobre la importancia del envoltorio, “diseño gráfico a go-gó”, que diría el editor. Para entender el concepto detrás de la portada tendríamos que adentrarnos en el principio pAcA que nos trasmitió el Consejo de redacción. La gráfica necesita la imagen de algo para representar ese algo, por ejemplo, la imagen de una cabeza para transmitir la idea de cabeza. Sin embargo, eso no es posible para representar la idea de “no cabeza” o “cerebro” o incluso conceptos abstractos como disidencias o constelaciones, que no podían ser visualizados gráficamente por haberse revelado ambiguos desde los comienzos de la producción de esta antología. El portadista se ha valido, sin embargo, del principio pAcA mejorado para transformar la ilustración en palabras escritas. Surge así la idea de que una cabeza voladora pueda representar más que el objeto-libro o incluso llegar a sobrevolar e iluminar los poemas.
Diseñar esta portada se ha convertido en un encargo muy gratificante. Hemos recibido felicitaciones por doquier, el equipo de redacción y por supuesto los poetas antologados, inéditos y amigos no han escatimado en alabanzas, seguramente inmerecidas. El objetivo de nuestro estudio era realzar la potencia poética de este libro-fantasía, cuestión ciertamente difícil, así como incrementar la venta del producto. Las editoriales cada vez prestan más atención al aspecto visual, e invierten más en crear frentes atractivos y elaborar esquemas propios que hagan reconocibles sus títulos. En este sentido, tomamos en positivo las palabras de Ángeles de las Mercedes, directiva de la fundación ABBA, vinculada al proyecto, que ejerció gran presión apoyando el diseño final: “la cubierta es lo suficientemente importante como para ser mencionada, los libros entran sobre todo por los ojos”. Traemos a colación, un discreto elogio de un ejecutivo de Penguin Legadum House, que ante la nueva criatura comentaba: “Ojalá te hubiera contratado para la editorial. Haces unas portadas preciosas”, lamentando haber dejado pasar la oportunidad, en este mercado de titanes. Sin embargo, lo que aparece externamente puede no ser cierto. No creamos todo lo que vemos y oímos. Quizá como decían The Monkees: “You Can’t Judge a Book by the Cover”. Para comprobarlo no duden en hacerse con este maravilloso libro disidente en estado puro, aquí.