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«La amistad es una de las formas más refinadas del amor y, quizá por ello mismo, una de las menos sencillas de cultivar. No de emprender, porque un vínculo amistoso en ocasiones parece fácil de entablar con personas de nuestros ámbitos cotidianos, pero sí de sostener en el tiempo, pues en cierta forma ser amigo de alguien es en buena medida sobrevivir al paso del tiempo y el cambio de las circunstancias. Pasa que encontramos a alguien en la escuela, el lugar donde trabajamos, acaso también el barrio donde residimos, pero pasa que la vida nos lleva a tener otra ocupación, mudarnos, terminar los estudios, y más. ¿Y qué con las personas que nos acompañaron durante esas etapas y con quienes la convivencia cotidiana y el hallazgo de ciertas afinidades nos hizo próximos? Hay relaciones que se pierden; otras se conservan, pero más como ancladas en la nostalgia, con esa apariencia de vida que da la memoria de algo que se quiso; otras más, las menos, persisten, y los implicados son como esos cuerpos celestes que de tanto en tanto cruzan sus órbitas, sin nunca perderse de vista»
_ Por Juan Pablo Carrillo para pijamasurf.com