:: la tarasca

___________________________ La Tarasca en “La leyenda Dorada”. En el siglo XIII, la Tarasca aparece en la leyenda dorada de Jacopo da Varagine (1264), esta leyenda cuenta la historia de un dragón mitad animal, mitad pez, se decía, que era más grande que un buey, con dientes muy afilados y alas largas; ese dragón causó muchos estragos, por lo que la gente desesperada pidió ayuda y Santa Marta vino en auxilio a domesticar a la bestia.

Cartel finalista para la fiesta del Corpus. Calber 2010.
*(cartel ganador en 2006 aquí)
 


___________________________ La Tarasca en “Toledo”. En la víspera de la Procesión del Corpus Christi, se vive con gran expectación el cortejo de gigantes y cabezudos del s. XVIII, que acompañan a la Tarasca toledana. Con cuerpo de galápago, alas de vampiro y cabeza de serpiente, abre sus fauces humeantes y expulsa agua a los niños. Sobre su cuerpo, va la “tarasquilla” que representa a Ana Bolena. La Tarasca es un animal mitológico, cargado de simbolismo representa la vida, la muerte y el pecado. Una réplica de la antigua del siglo XVII hace disfrutar desde hace 34 años a generaciones de toledanos.



___________________________ La Tarasca en “El Quijote”
. Cervantes hizo que su héroe se topara con una de esas tarascas que movían los cómicos de la legua por caminos y pueblos. Este encuentro ocurre durante la semana de las fiestas del Corpus Christi, después de haber actuado la compañía en las procesiones de las capitales. Sin mencionarla, la presencia de la tarasca se adivina cercana. En el capítulo 11 de la segunda parte, «De la extraña aventura que le sucedió al valeroso don Quijote con el carro carreta de Las Cortes de la Muerte», leemos:

—Carretero, cochero o diablo, o lo que eres, no tardes en decirme quién eres, a dónde vas y quién es la gente que llevas en tu carricoche, que más parece la barca de Carón que carreta de las que se usan. A lo cual, mansamente, deteniendo el Diablo la carreta, respondió:
—Señor, nosotros somos recitantes de la compañía de Angulo el Malo. Hemos hecho en un lugar que está detrás de aquella loma, esta mañana, que es la octava del Corpus, el auto de Las Cortes de la Muerte, y hémosle de hacer esta tarde en aquel lugar que desde aquí se parece; y por estar tan cerca y excusar el trabajo de desnudarnos y volvernos a vestir, nos vamos vestidos con los mismos vestidos que representamos. Aquel mancebo va de Muerte; el otro, de Ángel; aquella mujer, que es la del autor, va de Reina; el otro, de Soldado; aquel, de Emperador, y yo, de Demonio, y soy una de las principales figuras del auto, porque hago en esta compañía los primeros papeles.