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Me encanta Egipto, allí los gatos son animales protectores, la encarnación del dios Ra. Su domesticación tuvo lugar en el IV milenio a.C. El gato de Cleopatra es tratado como rey. Cuando pide chuches muy frecuentemente, maulla, gime, gruñe y bufa. Es un niño mimado. La leyenda dice que es independiente, limpio, tanto se habla de él, he hecho un master sobre felinos este último lustro. Si algo he aprendido es que no terminas de conocer a tu gato nunca. Tu gato eres tú mismo, es tu hijo, tu pareja, nunca estás seguro de si son treinta y ocho sus cromosomas. En casa vive un animal sagrado de nombre catalino, catino, catalinón, es muy suyo, todos son muy de ellos. Es egoísta, caprichoso, tan mono!.
Hay una historia en Catalino. Una vez se cayó por la ventana de un segundo piso, caen de pie porque a Mahoma le gustaba acariciarles el lomo. Sin embargo él es poco practicante por eso se rompió un colmillo, y ahora te araña doblemente. Se le hacen nudos en el pelo, bolas muy grandes como si fuera una oveja merina. Llora por un ojo, es un defecto genético de la membrana nictitante que le provoca la lágrima fácil. Cada cierto tiempo visita al doctor, porque también es muy delicadito del estómago, padece de cistitis crónica, en este sentido es muy hombre a pesar de haberle extirpado las gónadas. Nos dijo el doctor que etológicamente ve a su tutora y emperatriz como sustituta de su madre, en realidad cree que es su madre y a veces su esposa. Por eso sufre psicológicamente de estrés, desarrolla comportamientos neuróticos, esto es muy normal. Pobrecito, dicen que los gatos cuando ven marchar a sus dueños piensan que no volverán nunca. Como para no estar atacados. Estamos todos fatal de los nervios.
Catalino es un gato mestizo, mezcla de persa y siamés, es un ejemplar raro, de pelo largo, gris a veces lila y esponjoso que llena toda superficie de nieve, de pelusas radiactivas en plan explosión nuclear. Desde que estrenó casa ha cambiado el pelaje para “camaleonarse” con la tarima flotante. Sus padres abandonaron gradualmente la vida silvestre para que los cachorros convivieran con nosotros. Su criador era el doctor “Bacterio” y en el proceso algo salió regular. Un tío suyo es famoso, trabaja con su hermana “isidra” en “la que se avecina” por esto de la farándula piensa que es guapo y salvaje. Y en verdad lo es, cada mañana hay una procesión de señoras esperando que salga a la ventana para decirle bellezón. Tiene unos ojos felinos, azul celeste que se convierten en cielo luminoso o en tormenta dependiendo del momento. En realidad es un buhito que te mira con inteligencia, y eso es algo que engancha. Supongo que un gato es un amigo, un descubridor de vacíos, de anhelos, también es un motor. Catalino siempre tiene ganas de tener razón, de llevar la razón, es el centro del mundo. Hay que estar siempre preparado para atender a sus deseos y eso cansa mucho pero en medio de la fatiga, te hace la croqueta, se sube a tu tripa, a tu cabeza, ronronea, esa música y sus abrazos son terapéuticos.
Es nuestra diosa Bastet y todo en casa debe estar a su gusto: las ventanas abiertas para salir al patio, la puerta despejada para buscar el correo, las mesas libres para poner sus pezuñas, todo diáfano, ¡alfombras a sus pies!. Desde que llegó a nuestras vidas Catalino es despertador, depredador, despiazador, es nuestro desordenador favorito. Si hay algo que le gusta es inspeccionar, lo escanea todo con sus largos bigotes, técnicamente vibrisas: las bolsas de la compra, los paquetes de Amazon, la comida, los postres, el agua, las ideas. Y no deja pasar ni una mañana su dosis de mantequilla, él desayunando es de la nobleza, en realidad siempre que no está durmiendo está tomando posesión de su principado.
Por su naturaleza nocturna, frecuentemente entra en un período de hiperactividad y alegría, empieza por la tarde, todo está adaptado para esta locura transitoria, en cada rincón hay un artilugio, un trasto con el que sobrellevar los ratos de agitación. Cuando todo está perdido entra en juego el “punto rojo”, un rayo laser que convierte la casa en un campo de batalla y él se transforma en cazador. Un gato es dueño, tutor, madrastra, amador, niño, familia, toda una gran familia, por eso tienen siete vidas. Catalino eres tú. Cuando él está, que está siempre, me encanta rascarle el cuello, palpar la almohadilla de sus patas, estrujarlo entre mis brazos hasta que uno de los dos se cansa. Si esto fuera el Antiguo Egipto me afeitaría las cejas en señal de algo. Dicen que el subconsciente del que sueña o viaja es representado por un gato obeso y bonachón. En mi cabeza, en su viaje estará Catalino para siempre.