:: félix

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La casa de uno es su “residencia” es el lugar donde todo empieza y donde pensamos el final de los poemas. Se trata de eliminar todas las cosas que nos distraen de aquello que es importante en nuestras vidas. No solo se trata de “decoración”, es además, una filosofía para entender la vida ¡Minimiza tu casa y maximiza la belleza de tu interior! Y todo porque visité el otro día a mi tío abuelo Félix en su centro asistencial y estoy pensando en un cambio para mi hogar o para mi vida, convertirla en un espacio donde poder recargarte de energía, reduciendo el estrés y la ansiedad.

<Abandonado a su suerte, preso de la demencia y de condiciones inhumanas que lo mantienen atrapado en lo que son las ruinas de su casa, vive Félix. De este hombre que hace más de 50 años era un lúcido poeta que dialogaba con los intelectuales más destacados de ese momento, hoy no queda nada. Recluido en una vieja casa vive en la desgracia más inhumana y enfermo a causa de una lesión de codo gangrenado. El ministerio de cultura está gestionando una pensión no contributiva para el poeta, que nunca llega. Los vecinos de Félix piden a la administración que lo trasladen a un centro donde pueda vivir de una manera más digna sus últimos días>.
Félix Sánchez Barahona nació poeta la víspera de San Juan de 1929 en la pequeña localidad alemana de Fritziar, situada en el estado de Hesse. Tras la pérdida de los territorios prusianos en la primera guerra mundial, la ciudad acogió a un gran número de inmigrantes. Allí acudieron también sus padres Alejandro y Plácida desde Castilla, estableciendo su hogar y teniendo una larga prole de nueve hijos. Félix es un nombre latino. Su traducción es "Feliz". Cuatro papas llevaron este nombre y tantos como setenta santos. Entre ellos San Félix de Frizlar, monje alemán que nació el 5 de junio en esa ciudad, tal día como hoy en que proféticamente mi tío abuelo sufrió un accidente, que le dejó el codo izquierdo con una fractura supracondilea de por vida y que marcó toda su carrera. Le pusieron Félix porque se les acababan los nombres, por el santo y por la felicidad.
Mi tío Félix volvió al pueblo de sus antepasados, y hoy es el último eslabón de la familia paterna, vive enfrascado en una boina del pleistoceno, no se atiene a modas, habla poco, le faltan los dientes frontales, todo lo contó en su juventud germana, nos deja un legado de poemas que sus sobrinos nietos podremos repartirnos cuando marche definitivamente. Fue muy avanzado para su época. Está solo por elección, casó con una alemana grande de Fritziar, de la que se divorció a una edad provecta, cuando todas las parejas resistían por conveniencia. Su mujer le dijo que acabaría abandonado a su suerte. La vida a veces se equivoca.

Hoy 5 de junio le rindo homenaje al tío abuelo Félix. Aunque vivió lejos, y nuestra relación fue distante, cuando lo miro hoy, veo en él un hombre que fui, una estirpe en su mirada. El otro día lo visité en la residencia en que finalmente la administración le concedió una plaza. Los poemas a veces salvan. Su casa está vacía, abandonada, como casó en régimen de separación de bienes y no tuvo hijos todos sus sobrinos estamos preocupados por el destino de esta vivienda. También de su legado, de sus libros, su memoria, su pensamiento, de lo que siente, de sus pequeñas cosas recopiladas durante una vida. Yo en un ejercicio de videncia he realizado una simulación de lo que sería mi casa nueva entre el minimalismo, la memoria y el abandono.