:: prosper 7 febrero

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El tiempo se desliza como una sombra. este día evoca ecos de una condición que transforma el equilibrio en un vaivén incierto. La cerveza, con su aroma a cebada y lúpulo, es un refugio, un bálsamo que calma las inquietudes. La vida, en su esencia, es una danza entre lo ligero y lo sustancial. En cada bocado, se siente la historia de generaciones, un legado que se traspasa en la mesa familiar. La harina de trigo, esa sustancia blanca que guarda en su polvo la promesa de bizcochos, pero que, al cruzar la línea del tiempo, se vuelve un eco de lo que fue el amor. Caducada, como los sueños olvidados, nos recuerda que incluso lo más cotidiano tiene su fecha de vencimiento. Su presencia es un susurro de lo efímero, una invitación a mirar hacia atrás y reflexionar sobre lo que hemos dejado pasar, sobre lo que podríamos haber creado y, sin embargo, se ha desvanecido en el aire.

Celebramos este día con el objetivo de reafirmar y promover la plena realización de todos los derechos y libertades fundamentales de las personas con Ménière en igualdad de condiciones con las demás.  Se han conseguido progresos, sobre todo gracias a la contribución de las experiencias vividas de las personas menerianas en todo el mundo, pero aún es muy poco para llegar a todos. Tratamos de concienciar a la opinión pública y de promover la aceptación y el aprecio de las personas con síndrome de Ménière y de su contribución a la sociedad. Se eligió el 7 de febrero porque es el día del fallecimiento, en 1862 de Prosper Ménière, el médico que describió juntos por primera vez los síntomas de la enfermedad. La vida, en su complejidad, es un festín de contrastes, una profunda conexión con lo que nos hace humanos. _Arthur Inclán