:: adonis

En el borde del bosque, donde la luz se rompe como un espejo cansado, Adonis cae.

El aire huele a tierra y a despedida.
Venus llega —sus pies no tocan el suelo— y en su rostro arde el pánico de los dioses.
Él sonríe apenas, con la sangre temblando entre los labios:

“Que nunca te falten —dice—
aquellas personas a las que vas
cuando no sabes a dónde ir.”

Entonces el viento se detiene,
el jabalí huye con la culpa en el lomo,
y el mundo se queda quieto,
como si entendiera que el amor,
incluso herido, aún respira un poco más.

_Arthur Inclán & calber

imagen::calber

La muerte de Adonis representa una de las aportaciones más significativas de François Boucher al repertorio mitológico del siglo XVIII y también al del propio Museo del Prado, con esta NUEVA adquisición amplía el número de obras en torno a este tema que también trataron Tiziano, Veronese o Carracci. Boucher muestra su sorprendente facilidad técnica y su talento narrativo, influido por Antoine Watteau y Sebastiano Ricci, en un momento clave de su formación tras haber obtenido el “Prix de Rome” y residido en Italia entre 1727 y 1731.

El mito de Adonis fue recurrente en la pintura rococó por su riqueza dramática y su capacidad de integrar elementos eróticos, amorosos y trágicos en escenarios pastorales de gran delicadeza cromática. Boucher lo aborda con originalidad: en La muerte de Adonis desarrolla la escena de la despedida de Venus tras la herida mortal infligida por un jabalí. A lo largo de los siglos, esta pintura formo parte de colecciones de gran prestigio, entre ellas, la del marchante Louis-François Mettra en nombre de la emperatriz Catalina II de Rusia. Este episodio mitológico de la muerte del dios Adonis por los colmillos de un jabalí enviado por Artemisa. Es uno de los momentos más representados en la historia del arte. Una de las representaciones más antiguas es un mosaico ubicado en la Villa romana de Carranque, Toledo. 

:: David Miguel Ángel

:: antes de David hubo piedra fría, sin destino, esperando una forma. La tocaron manos de hombre que no soñaban con la belleza, sino con el descanso. La movieron un poco hacia la luz, sin saber que en ese gesto ya comenzaba la estatua. A la celebración vino el escultor, con su mirada de otro tiempo. Vio en la piedra un cuerpo dormido, un pensamiento que pedía ser liberado. Cada golpe suyo repitió el rumor de las manos anteriores, como si el trabajo siguiera respirando dentro del mármol. Cuando el polvo se asentó, el David de piedra miró al mundo. Pero no estaba solo. En su quietud brillaban, invisibles, otros David que lo rozaron sin saber que tocaban la eternidad. Porque la belleza, siempre, es obra de muchos David. Arthur Inclán & calber

imagen::david miguel ángel / two eggs en piso nuevo / Santa Gema llama / Nacimiento del Guadarrama por A. Montero

:: plants

image::calber - Peace Agreement and Garden Preparation Agreement Day

::I write from a season of sowing and plants of the future. My hands sink into the damp earth, hoping that one day firm roots and upright stems will sprout from it. The work is arduous: the sun beats down, the earth sometimes resists, and the rain doesn't always arrive on time. But no fruit is born without first facing the patience of waiting. I don't want these seeds to wither under the pressure of my own demands, as happened in a previous cycle, when insecurity ended the greenery. I don't want to repeat that experience. Today, however, I walk with different feet through this garden. A wise gardener accompanies me: he reminds me that for life to sprout, we must give it our all, that each seed feels the pulse of its caretaker. He is there, steadfast, encouraging me to trust the process. Other gardeners, watching from a distance, celebrate my finding him; they send me messages of encouragement like rays of sunshine caressing my most fragile shoots. Sometimes it's hard not to feel like you're in your most fertile moment, as if the season has already passed. But I know that a true garden isn't measured by the speed of its blossoming, but by the consistency with which it's watered. Perhaps I won't yet achieve everlasting plants, but what I seek is more humble and true: to see the first ones germinate, the ones that will pave the way for the entire garden to one day make me a gardener. Remember that the seeds you now bury in the dark soil aren't dead, they're dreaming. Give them time, nurture them without haste, and they will show you the strength you fear you won't achieve today. With strength, with hope, and with hands full of present earth. Arthur Inclán

:: yorkshire


image:: Hockney/Calber

Garrowby Hill (Yorkshire) - Cerro Guadarrama (Arcicóllar) /// 40.052968, -4.033786

The view on a clear day in 1998 from the top of Garrowby Hill is breathtaking, and driving the winding road makes it even more fascinating. David Hockney's depiction of Garrowby Hill was, once again, realized from several vantage points, rather than a single static vista from the summit. 

Hockney, on a trip through Castilla-La Mancha in 2025, recalled his return to Yorkshire. As he drove along dusty roads and crossed the Guadarrama River, that rural land of Spain revealed itself to him like an unexpected mirror: a distant echo of his intimate England. The landscapes, almost like siblings, led him to relive familiar emotions, as if life were once again offering him the opportunity to walk paths he had trodden before. Walking the same road again and again, living the same life twice, repeating a destiny that insists on returning, became a living experience. There, nourished by images and words that returned in English, Hockney felt a future of colors open up again, a horizon that called him to walk again, repeating with wonder the old journey.

:: deriva

::ayer el ánimo era atonía, nudos en el distrito. El futuro parecía una barricada, hasta que el grupo inició su deriva peripatética por las arterias de un barrio flamante. En busca de ideas bellas, una bonita puerta, un reflejo dorado en los vidrios, la palabra inesperada en un dado. Alguien habló de Aquiles el asesino de Héctor, que luchaba contra capas de cebolla, en la voz oculta. Y en esa visión, el cansancio se volvió leve alegría, como si cada paso fuese semilla. La calle lenta, aprendió a latir despacio en los ojos. Y allí nació una certeza, incluso lo prometido puede abrirse, como muñeco que aguarda impaciente, que camina con la mirada para encontrar un inicio y quemarlo. Arthur Inclán & calber


imagen::calber

:: enferma

imagen::calber

Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos

por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad

pero, a la larga, eso no tiene sentido

Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes

seguiremos unidos, hasta la muerte

separadamente unidos

Con los enfermos cabe una creciente complicidad

que en nada se parece a la amistad o el amor

(esas mitologías que dan sus últimos frutos

a unos pasos del hacha)

Empezamos a enviar y recibir mensajes de nuestros verdaderos conciudadanos

una palabra de aliento

un folleto sobre el cáncer

Enrique Lihn - del libro Diario de muerte, 1988

:: oel

imagen:: calber & Oel´s father

Estimadísimo señor Calber,

Mi nombre es Oel, soy muy joven todavía, pero ya muy feliz de conocer todo su mundo de creatividad. Le escribo desde Tepoztlán, un lugar lleno de colores y susurros que me inspiran a cada paso mientras repaso las páginas de su publicación. Cada página me revela, con una claridad asombrosa, la fuerza de su imaginación y la delicadeza con la que transforma ideas por amor al arte.

Qué alegría tan grande y desbordante haber conocido su obra a través de mi padre, quien es uno de sus mayores fans. Gracias a esa conexión tan especial he podido profundizar y valorarle con más generosidad. Ver cómo él celebra cada detalle de su trabajo me ha enseñado a mirar con otros ojos, a entender las capas de significado y a admirar el entusiasmo que pone en cada creación.

Quiero que sepa que su talento me inspira a soñar sin límites y a creer que la creatividad puede ser un camino de luz para muchos. Le envío todo mi ánimo y gratitud desde este rincón mágico de México; espero con ansias poder seguir aprendiendo de su obra, y, si es posible, poder compartir en el futuro más momentos de extrañeza, una total y fraterna conexión, comunión diría más bien. Con la más sincera admiración y deseo de más encuentros creativos,  mucho ánimo con su vida creativa.

El pequeño Oel