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::dos fábulas con agua sobre el agradecimiento:
La gallina, el cerdo griego y Diógenes,
de Esopo y Rafael Pombo
1.
Yendo de viaje, Diógenes el cínico llegó a la orilla de un río torrencial y se detuvo perplejo. Un hombre acostumbrado a hacer pasar a la gente el río, viéndole indeciso, se acerco a Diógenes, lo subió sobre sus hombros y lo pasó complaciente a la otra orilla. Quedó allí Diógenes, reprochándose su pobreza que le impedía pagar a su bienhechor. Y estando pensando en ello advirtió que el hombre, viendo a otro viajero que tampoco podía pasar el río, fue a buscarlo y lo transportó igualmente. Entonces Diógenes se acercó al hombre y le dijo: No tengo que agradecerte ya tu servicio, pues veo que no lo haces por razonamiento, sino por manía.
Cuando servimos por igual a personas de buen agradecimiento, así como a personas desagradecidas, sin duda que nos calificarán, no como buena gente, sino como ingenuos o tontos. Pero no debemos desanimarnos por ello, tarde o temprano, el bien paga siempre con creces. _ Esopo
2.
Bebiendo una gallina
de un arroyuelo,
a cada trago alzaba
la vista al Cielo,
y con el pico
gracias daba a quien hizo
licor tan rico.
¿Qué es eso? gruñó un puerco,
¿Qué significa
tan ridícula mueca?
y ella replica :
Nada, vecino.
la gratitud es griego
para un cochino.
Pero no hay alma noble
que no agradezca
hasta una gota de agua
que se le ofrezca;
y aun la gallina
siente la inagotable
bondad divina.