:: godard

 
imagen::the others, una interpretación del sueño - calber/Srta Alcaraz 

« ¡Amigos!  Quiero compartirles un muy misterioso suceso, onírico, al que todavía no encuentro explicación, me dejó completamente en shock. Anoche soñé, que me encontraba con Jean-Luc Godard, de verdad. No es una invención, está fresco todavía el sueño, y lo cuento aquí, aunque sea de una manera desordenada. A bote pronto, sé que a Godard también le gustaba el tenis, de hecho un conocido grabó un tiempo con él, con otro amigo suyo, una película que nunca salió, donde lo filmaba jugando tenis, que preguntaban muchas cosas. Ojalá esa película se recupere, pero en el sueño me lo encontré, o más bien lo esperaba, lo esperábamos, con más gente, en un lugar indefinido, había una reja, y yo primero decía, uh qué voy a hablar con este señor, además con su fama de cascarrabias y toda su… construcción intelectual, dije me va a mandar a la mierda directamente, y no sé qué tengo que hacer y dije bueno, aquí ya está, vamos a charlar con él, y para mi sorpresa, cuando empezamos a hablar lo percibo muy afable, muy cercano el Sr. Godard, no con esa imagen de cascarrabias, que tan famoso lo hizo en sus últimos años, bastante receptivo. Y entro con mi mal francés también, a entablar la conversación, cambiamos de inglés a francés, iba con Martita caminando, después de cruzar una reja y mientras avanzamos, pregunta algo que yo no escucho bien, y me quedo callado y Marta me mira diciendo, contéstale, vamos, ¿no vas a contestar lo que dijo? Yo no había escuchado bien lo que me dijo, estaba todavía, muy abrumado por su presencia, y me dice, pues qué te pregunto, ¿cuál es tu película favorita? Ufff y yo decía, le diré, no le diré, va a parecer un alhajo fácil, una adulación, y sí, le dije que... que mi película favorita, con la que yo hice mis primeros exámenes, a los dieciocho años en México, era À bout de souffle, Al final de la escapada o Sin aliento. No me oía muy bien por mi mal francés, mi torpe francés, y finalmente sí, le decía que a mí esa película me había marcado muchísimo, que me seguía fascinando, por todo el arrojo que tuvo, romper con las convenciones, quería vivir esa atmósfera, no solo por la convenciones cinematográficas sino por ehhh, los personajes que había conseguido, el arrojo, la vitalidad que tenían, la frescura y... que esa era mi idea, de cuando, de antes de ir a Europa, de conocer Europa, que no había entrado en la escuela de cine en México, las primeras, cuando hice mis exámenes, cuando la puse como mi película favorita, pero que esa era mí idea de cuando fuera a Europa, entrar en una atmósfera como la que retrataba en esa película, me decía que al final no lo había encontrado, tal, de esa manera, tal así, pero que otras cosas había encontrado en mi viaje. Y sí hablamos de la juventud, del arrojo, de la Naïvité, de la inocencia, y me dijo que sí, que las cosas cambiaban con el tiempo, y que no era fácil sortear la amargura. Y sí reconocía que muchas veces mejoraba, en un libro de Bill Méndez de fotos donde él aparecía, y decía qué, unas fotos que le había hecho a Godard, reconocía a la persona más triste que había fotografiado en ese momento pero luego él me decía que se pasaba por etapas, se libraban, no había maneras de sortear la amargura . Y lo más sorprendente, me dijo que estaba ahora mismo en un proyecto que se llamaba “Dioses del universo” que era herencia de su abuela, con material, no sé si de archivo, material que había recibido de alguna forma de su abuela y que me quería hacer partícipe de esa película, que si quisiera seguirlo, acompañarlo eheheh, en esa nueva película. Me quedaba yo también en shock con semejante oferta. Y pensaba que ¡qué honor! solo puedo decir que me siento honradísimo ante esto. Ehhh en ese momento me despierto, con la imagen todavía muy vívida de ese encuentro, porque también en momentos sentía y decía, oye pues, sentía hasta vergüenza, decía oye ¿pero para qué lo invité? ¿cuál fue el motivo de convocarlo? ¿de esa cita? y… con lo único que daba a ver es que sólo estaba, quería, tenía ganas de charlar con él, que el encuentro saliera también de una manera impredecible, que no había sido tampoco tan programada, que yo no recordaba tampoco llamarlo directamente, pero shhhh agradecía mucho ese encuentro. Y cuando despierto le digo, ¡Martita acabo de tener un sueño increíblemente poderoso y vivo! y es que mis conversaciones, tuve una conversación con Godard, con él yo nunca había soñado en la vida, y me dice: “acaba, acabo de leer que acaba de morir. Uhahahhah, de verdad que yo no había leído nada de eso, y esto no es ficción, no es una narración así de obituario inventado, acaba de ocurrir y lo comparto con ustedes. ¿Tienen ustedes alguna interpretación? ¡Los abrazo! en este martes en homenaje al grandísimo Godard».
 
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:: hemos compartido juntos, tus fracasos y tus triunfos y sólo fui tu secretaria, como diría mi amiga Amaya. Solo soy la Srta. Alcaraz, secretaria del grandísimo Godard, bueno del grandísimo “cachorro” de Godard. Y claro, como toda secretaria tiene que estar “ready” 24/7, así que en la madrugada oscura mi jefe me envía un audio soñoliento, que aquí entre nosotros, no hace más que insistir en que “no es una invención”, y me pide, que por favor lo transcriba y le de una interpretación. Así sin anestesia, me pongo a ello. Porque claro, él no encuentra el momento para elaborar ese texto-extracción del audio “cándido”, porque él es un dios de la neo nouvelle vague, con su acidez crítica y su reacción a las estructuras presentes del cine de masas, y no puede perder tiempo en cosas pedestres. Ni corta ni perezosa le envié el audio a un tipo que hace collages a ver si él me podía ayudar mientras yo ponía sobre papel el material cinematográfico. Todo se ha hecho de forma simultánea, como buena secretaria, hago también de terapeuta, vidente, anestesista, atrapa sueños, correctora, proveedora de sustancias, aduladora, observadora de documentales, videoclips, cortometrajes, supuestas obras geniales, en blanco y negro que te provocan siesta. Pero bueno así es el trabajo de una… te ayudé a subir peldaños y entre copa y copa me hice necesaria. Y al negarme a ser amable me ignoraste y sólo fui tu secretaria. _ Srta. Alcaraz, Secretaria.