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imagen::Nicolás Barahona
CARTA DE MARCELINA EN EL DÍA DE SU 101 CUMPLEAÑOS
  
¡Virgen del Carmen, un año más, ciento uno ya! Otra vez me piden que cuente algo. Como dice Campoamor, "¡cuántas cosas te diría si supiera escribir!" Que estoy hecha una “reliquia”. Me dicen: “Qué guapa estás Marcelina, y qué memoria tienes” – y yo digo: “hombre que sí, que estoy guapa”. Y muy contenta, este verano voy a tener otra biznieta, con ella serán siete. ¡Si es que un siglo da para mucho! Así que este cumpleaños voy a aprovechar para dar las GRACIAS. Por tantas muestras de afecto, aunque un poco sorda, me doy cuenta de la gente que me quiere, y eso es una alegría.

Lo primero y principal: gracias a mis dos HIJAS, la Mari y la Tere. Me tienen como una reina, por ellas estoy como estoy. Pero soy poco zalamera y quizá no les demuestro lo orgullosa que me siento y cuanto las quiero. Mis amistades me dicen: “Marce vaya suerte que tienes con tus hijas” y yo comprendo que tienen razón, porque a su edad ya están para que las resirvan y no para andar atendiendo. También le doy las gracias a mis dos yernos que se portan divinamente conmigo. Y estando muy a gusto, yo sigo extrañando mi casa, mi patio y mis tiestos. Capítulo aparte le dedico a mis nietos y a sus mujeres, seis nietos tengo, y una que me espera en el cielo. Para las que sois abuelas no os tengo que contar que los nietos son lo más grande del mundo. Muchas gracias alhajas, que la vida os devuelva tanta felicidad como yo me llevo con vosotros.

He sido una mujer afortunada, no me puedo quejar, nací en Illescas - Toledo, un sábado 6 de abril de 1918, Marcelino y Diógenes mártires eran los santos del día. Me acuerdo mucho de mi madre, Aquilina, no sé bien donde me tuvo la pobre. Vivíamos por la ermita, éramos seis hermanos: La Tomasa, la mayor; Alejandro, Florencio, Aquilino y la Emilia que ya nacieron en la calle Lominchar. Mi padre, Ginés estaba en la dehesa de guarda cuando yo vine al mundo. De la escuela guardo poca memoria porque a los 9 años ya estaba de niñera. Los tiempos entonces era más duros que ahora, pero la infancia es la mejor etapa de la vida. El 2 de Octubre del 1943 tuve la fortuna de casarme con mi marido, Nicolás, formamos una familia que ha ido creciendo. En fin tantas historias.

Yo soy muy de refranes y poesías, uno de los versos que no se me va de la cabeza comienza así:
Illescas mi pueblo querido... Qué tendrá el pueblo de una que parece que no hay otro. Aquí nací, aquí están mis recuerdos, todo lo que dio sentido a mi vida. Cuando te haces vieja te das cuenta de lo que es verdaderamente importante. Mis paisanos son como de la familia. Así que gracias illescanos. Muy agradecida también con la justicia que el año pasado por los 100 me hizo un homenaje “mu apañao”, con sus flores y una placa y todo. Una vez mis padres recibieron un trofeo al matrimonio mayor de Illescas. Yo comprendo que no soy tan importante, que he tenido la suerte de vivir tantos años y por eso represento a todos los mayores. Yo soy la que soy, la Marcelina. Me dice mi nieto: “eres famosa Marce, que has salido en la tele”. – Vamos, dónde va a parar.

Estoy haciendo el cuento muy largo. Me acuerdo también de mis sobrinos y sobrinas, de mi tía Rosario, de mis vecinas de toda la vida, de las amistades que vienen a verme aquí y allí. Ahora, todas me preguntan: ¿Me conoces? – coño, no te he de conocer, lo que pasa es que me canso de tanto reconocimiento. Y las chicas del uniforme blanco, tan cumplidas, me acuestan y me levantan, ayudan a mis hijas, que cosas buenas trae la vida moderna. Jo-er, es que 101 años son muchos. Decía mi abuelo Amalio, al que llamaban “el profeta” porque sabía mucho, que en una vida hay muchas vidas. Qué verdad que es. En fin aquí estoy al solecito, tan chula con mis rulos y la toquilla, oye que la tejí yo. Qué más puedo pedir: bien atendida, como con gana, no me duele nada, sigo con mi ganchillo, voy tirando. He sido lo feliz que he podido y me han dejado. Y ya sé lo que estáis pensando muchos, que la carta no la he escrito yo. Una equivocación, llevo pensando estas letras toda una vida. ¡Cuántas cosas os diría si supiera escribir!. ¡Dios y la Virgen de la Oliva os bendiga a todos!.