:: caos alérgico

Las cloacas de la noche se abren, los rinocerontes lanzan confeti.
Los mercaderes de los sueños juegan la final de la Eurocopa.
Los editores del reloj no saben desde qué córner se lanzarán los últimos minutos que le restan al deseo.
Bajan de la mano por la escalera de caracol, recogen del huerto de la dicha los frutos de la mentira:
la prensa, el desliz fonético, el alarido del príncipe del esparadrapo sordo, el juez de los apellidos.
La medicina oriental alimenta su ego con hierbas de mistela, dulce como la prisa de los encadenados que chocan sus tobillos contra el eco mudo y recogen despacio la leña para plantar el calor de los orígenes.
En el interior de las alcantarillas ya no se lleva la corbata al tinte, todo apesta.
Las lectoras manosean las páginas al borde del mar, dentro de una barca con piel para caníbales.
Sobre las pistas de patinaje sobre hierba se ensayan reflexiones de esto y aquello:
discursos que dejan absortos a todos los muertos de las catacumbas refrigerados en nichos de licra.
En la televisión piden ánimo a los cuatro horizontes de los desaparecidos, su madre y su hija sin cobertura en Memphis.
–La poesía no es un juego.
–Debí haber pintado estatuas de carrerilla o escribir novelas eróticas para caimanes. ¡Trágame tierra, por el acantilado!
No quiero salir de la cama hasta machacar al púgil invicto con anteojos, es decir: el amor, con sus adornitos, sus estrellas y sus pliegues ahorcados de nostalgia, pan para el hambre.
Llévame lejos antes de que Egas Moniz salga de la cárcel
y venda barbitúricos para la esquizofrenia o me practique gratis una lobotomía.
 
La arquitectura de las colmenas. Devenir, 2018. Raquel Ramirez de Arellano.

 
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::«soy el lector de la autora, es la que ha escrito este libro. Me siento muy especial por ser el lector de una poeta así». Me sorprendió a los pies del escenario marcelino, “en el teatro de las multiplicaciones” bajo los focos del emperador. Por entonces no sabía que ella era también una gran poeta del Renacimiento (no lo sabía yo, lo aclaro, porque de tanto contar esta anécdota, a veces autora y lector nos hacemos pirandellos en busca de nuestra propia verdad). Quedó eclipsada por mi delicadeza, estaba arrastrándome, recogiendo “el confeti que lanzaron los rinocerontes” que anunció que la fiesta había terminado. Así somos los coleccionistas de talismanes nos dejamos llevar, en exceso, por las emociones. Todavía guardo aquellos pétalos de flores en mi cuaderno de viaje, los recuerdos que recogí con “las amables manos de un barrendero”. A ella, no volví a verla de forma consciente, hasta que presentó su segundo libro, La arquitectura de las colmenas. Una vez, quizá, me pareció vislumbrarla en un desliz, en el Carrefour de Leganés, en “la fortuna de un coche bomba a la puerta del supermercado”. Estuvo muy afectuosa, se acordaba de mi etapa de grupie, de cult following de la conciencia. “La poesía no es un juego“ ni esto es una reseña, y nada puedo añadir al chorro irracionalista de la autora, así que me he limitado a coger por las hojas este caos alérgico de resonancias y evocaciones.  Como diría rafa, es un pequeño acto de reconocimiento a la autora que tan benévolamente trata mis entradas y a mi persona en nuestros encuentros fortuitos.“Lo que yo hago son pequeños actos civiles: a veces toman la forma de un collage y a veces la de un poema”. Me gusta este final para una escena suspendida entre el lector y Raquel Ramirez de Arellano, una fantasía donde llueve coriandoli: “Por favor, señores pasajeros: cierren el paraguas en ciernes, es la hora de la aniquilación”.

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Autora contesta en su facebook  [///////contenido editado -miércoles, 11 de agosto de 2022-]
    Amigos y amigas poetas, Cal Ber es un ser humano excepcional, un fabricante de artefactos poéticos de un enorme potencial y un príncipe shakespeariano a los pies de los teatros.
    Nos conocimos, como bien dice, recogiendo el confeti de un fin de fiesta poético en el teatro de CCOO y solo puedo decir de él cosas hermosas.
Creo que debiera exhibirse mucho más. El mundo sería mejor, estoy segura.
    Hoy se desliza hablando de mi caos en La arquitectura de las colmenas, en este blog (loultimoporamoralarte.blogspot.com) que sigo y resigo porque siempre descubro en él cosas fantásticas.
    Amigos y amigas poetas leedlo, leedlo, vuestro corazoncito lo agradecerá.