:: laura´s summer picnic


Alex Katz - “Summer Picnic”,1975, óleo sobre lienzo, 198 x 365 cm, colección privada.
EXPOSICIÓN:  Alex Katz. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Con la colaboración de la Comunidad de Madrid. Hasta el 11 de septiembre.


 “Summer Picnic”. Cinco personas disfrutan de un día de verano en un parque. Aparte de su afición por las bebidas alcohólicas, poco podemos intuir de sus vidas o de la relación que les une. Pero tampoco nos importa. Los cuadros de Alex Katz son tan herméticos que ni siquiera nos provocan preguntas, no sentimos ninguna curiosidad sobre sus protagonistas. Nos basta con poder contemplarlos. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, el pintor norteamericano Alex Katz no quiso sumarse a la moda del expresionismo abstracto. Prefirió desarrollar un estilo figurativo propio que hoy se considera precursor del Pop Art. Se pasó una buena temporada pintando retratos a gran escala, de colorido intenso y plano, con figuras que no expresan emociones concretas, ni nos cuentan ninguna historia. Muy aséptico todo, pero también muy atractivo.


 
calber - laura´s summer picnic 2022, lienzo digital, colección familiar. 
- Si llevas tu foto, en el hall del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza puedes hacerte con una reproducción digital personalizada al más puro estilo Katz. Una maravilla cómo el arte está al alcance de todas las familias.

:: laura´s summer picnic, una familia disfruta de un día de verano en la piscina. Se reúnen en torno al tercer cumpleaños de la pequeña. La obra cumple con la función práctica de un artista que promueve un "realismo" mezclado con toques de elegancia que "no buscan despertar una emoción". Promueve un enfoque minimalista y frío en el que solo caben los protagonistas básicos, los otros, son alejados del foco de la cámara, que se resiste ante una lectura solemne. Aunque las obras de Katz son intensas, la condición en sus cuadros es que no hay espacio para la melancolía. Su obra habla del presente, ya que esa es su forma de vivir. En sus lienzos no encontraremos ni narrativa ni pasado, suele pintar a su gente allegada, su gusto por el retrato es más que evidente aunque rehuye la interpretación psicológica y escapa de lo anecdótico. Justo lo contrario que pretende calber, que retrata la anécdota y su interpretación. La tercera hija, el día antes de la primera, los primeros momentos de los tres en que se presenta el primero como una visualización o un personaje secundario deshubicado. Todo eso procesado en una escena suspendida. Y esta vez, sí, mostrando un vacío, una especie de objetividad sin sobresaltos.