:: gema

 
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Lucca es un lugar mágico, mantiene intactos sus muros porque allí nunca hubo una guerra. Hoy que cumple 44 años mi hermana Gema, una de las personas más transcendentales en mi vida, retomo esta foto tan especial. La Piazza Elíptica está construida sobre las ruinas del antiguo anfiteatro romano del siglo II d.C. ¡Como pasa el tiempo! Entonces, estaba en Italia disfrutando de la Beca “Leonardo da Vinci”, trabajaba en un estudio de Diseño Gráfico en Véneto. Ella me echaba mucho de menos, así que vino a visitarme durante un par de semanas y planeamos una excursión a la Toscana para celebrar su 30 cumpleaños. En Lucca también visitamos el Santuario de Santa Gemma Galgani, era uno de nuestros objetivos en la peregrinación, mi madre le dio su nombre a mi hermana en honor a la santa que murió y fue enterrada allí en 1903. La cosa está quedando un poco dramática, sin embargo el viaje y todo lo demás fue maravilloso. Tantos recuerdos, y vivencias se agolpan en mi cerebro. Las monjitas nos contaron la historia de la beata, resulta que también era famosa por la visión de su “ángel custodio”, a quien incluso le solicitaba recados cuando estaba ocupada. Siempre le gasto la misma broma a mi hermana, cuando le pido alguna cosa, la nombro antes, mi ángel guardián.

Es contradictorio, celebrar aniversarios y a la vez medir el tiempo en emociones. La relación con mi hermana se dibuja con los recuerdos, los sueños, las vivencias sentidas. Echando la vista atrás, cada instante de felicidad ha dejado huella permanente. Por eso la vida va más, que de los años, de las sensaciones compartidas. Sé que es un tópico pero las cosas más importantes no son las materiales, sino las que sentimos, y si me apuras, incluso las que imaginamos, o las que deseamos con la razón. Aquello que nos conmociona tiene el poder de definir nuestra historia, la persona en la que nos convertimos. Yo soy mucho mejor gracias a mi hermana. Y quizá no haya sido una decisión individual. Pero también el dolor y el miedo nos condicionan. A veces enlazamos una “minicrisis” con otra para no prestar atención a lo fundamental. Quiero creer que gracias a ella soy “resiliente” (es una reflexión nueva, porque este concepto no lo manejaba y lo he ido aprendiendo con los años), capaz de afrontar la adversidad y salir fortalecido. Es complicado pero me propongo sonreír frente a la dificultad cotidiana y programo mi mente para manejar la ausencia, adaptarme a los cambios, para mitigar el sufrimiento. Aunque a veces, cuando intento hacerme el fuerte y ejecutar, la cabeza me hace un “hard reset”.

Querida Gema, celebro tu cumpleaños en confinamiento, estamos lejos, no puedo abrazarte como desearía. Me doy cuenta de lo que te quiero, de lo que te echo de menos. Cuando estoy de bajón, cuando estoy alegre, en tantos momentos me acuerdo de ti, de lo maravillosa hermana que eres, siempre mi “ángel de la guarda”, pero me quedo parado pensando en todo lo que nos hemos perdido. Y retomo el hilo, la esperanza del nuevo día en el corazón, como una fantasía. Por eso soy menos feliz cuanto más deseo. No me imagino el mundo sin ti. Seguro que sería igual pero peor, yo estaría tan solo en ese futuro. La felicidad es el recuerdo mágico de Lucca, de sus muros intactos como el amor de mi hermana ¡Felicidades, Gema. I love you for ever! Soplemos las velas y pidamos a la vida que no nos separe jamás.