:: de paso por los días

PRESIDIO

un cielo de acero
donde no existen
ni pájaro ni nube.

Un cielo muerto donde la luna no crece
ni avanzan las horas

Un cielo de invierno

“De paso por los días”, de Ana Belén Martín Vázquez. Bartleby Editores, 2016

https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2016/11/ana-belen-martin-vazquez-19510.html
imagen:calber

“De paso por los días” es un libro cuya materia es el tiempo, en su forma y en su fondo. Un poemario de cabecera para esta fase del año: «tras el cristal | guijarros dulces | para las felices fiestas», y para todas las épocas una vez que te adentras en cada estación y en la esencia inteligible de las cosas. La creación teñida y pura a la vez, que Ana Belén Martín Vázquez consigue por medio de la gradual repetición de la vida, como herramienta transformadora de las sensaciones.

Una gran parte del libro esta centrada en la naturaleza, pero una naturaleza vista desde el interior, de la que la autora se siente partícipe y con la que se identifica. Cada poema es una “semilla” y ella es la semilla; en cada estación hay una “dolencia” y ella es su propia dolencia; “vacío”, “presidio”, “refugio”… Cada verso provoca en el lector la necesidad de entrar en la escena e identificarse con el texto,  a veces el mecanismo es el inverso: buscar el poema que refleje lo que sientes mediante el contacto físico con la poesía.  El libro es una obra de ingeniería simbólica, con veintiuna composición repetidas en cuatro estaciones, un puzle vital, donde cada uno de nosotros puede sentirse simultáneamente dentro y fuera del poema. 

El poemario comienza con “sorpresa: «el verano torna otoño» y es toda una declaración de principios. Se abre con una cita de Luis Rosales, sobre los pasos y el tiempo que se retoman en “desorden”: «nuestras siluetas | siguen los pasos» «El tiempo pasa - escribe Rosales en otro lugar- las cosas que quisimos son caedizas, fugitivas se van. Y esto es morir: borrarse de sí mismo”. Gracias a este libro, disfrutamos algunas de las cosas que pasan por nuestros días, las gozamos al menos un instante en la lectura. Zarlos Ortiz