:: La raya

La raya. Tribulaciones de Juan Serrano.
Serafín Picado de la Cruz
LIBRETOS POETA DE CABRA-NARRATIVA-Nº 1
Madrid 2008

SINOPSIS: La raya. Tribulaciones de Juan Serrano habla de lo que mejor conoce el autor: su tierra extremeña. Y nos lleva a viajar por un mundo de carboneros, pastores, jornaleros, maquis, etc. Corren los años 50. Hay extrañas alianzas en la frontera hispano-lusa. Hombres y mujeres que tienen muy poco que perder y mucho que ganar pretenden cambiar el destino de España.

AUTOR: Serafín Picado de la Cruz, Barrado (Cáceres), 1949. Gran lector desde niño, estudioso del arte románico y, en general, de las piedras, piedras de una iglesia o piedras de un castillo. Escribe desde muy joven, aunque es a una edad madura cuando se plantea la escritura, poesía y narrativa, como una necesidad vital. Serafín ha trabajado casi treinta años en la fábrica automovilística Peugeot, donde ha desempeñado la tarea de representar a los trabajadores en el Comité de Empresa y, aunque en esta primera novela no se aprecia, en las posteriores queda patente su procedencia de obrero metalúrgico y de sindicalista; y, en todas, su compromiso con la lucha por la libertad y la democracia. 


“Juan no se siente especialmente culpable de las desgracias que han ido acumulándose en su entorno, pero a veces piensa que hubiera sido mejor abandonar el país”. Por momentos la novela parece que narra la situación actual de nuestra sociedad, pero el contexto es otro. Quizá sea ésta una novela que pertenece al Realismo social y te hace sentir que aún necesitamos héroes porque las injusticias son eternas. Aunque la solapa nos dice que es la primera novela del autor, el dato es superfluo, casi increíble mientras la disfrutas. La raya, denuncia estructuras y comportamientos a través de gente sencilla, el autor muestra su compromiso con la sociedad española y no con la política, o también con la política, que lo es todo: “los amos no le impresionan, no le gusta que sean los amos, pero no le impresionan. Prefiere pensar en ellos como en los dueños, es una palabra mucho más adecuada”. Los personajes aparentemente conforman un colectivo pero en realidad cada uno evoluciona por separado y tienes la sensación que por sí solos pudieran ser protagonistas de próximas novelas. Llegados a este punto diré que es absolutamente merecido que a Serafín Picado lo conozcan como el Delibes extremeño: Primero por la prosa, y luego por su visión ecologista de la historia, de la vida, por su sensibilidad con la población humilde. Incluso se adapta también a la lengua de la gente de clase baja y a su vocabulario. El autor construye una novela equilibrada y honesta, su escritura es coherente, en el transcurso de la lectura perturbadora, prosa poética. No lo digo por decir, ni por deformación, la mayoría de sus párrafos parecen extraídos de un poemario. Zarlos Ortiz

:: “El guarda conoce muy bien la instrucciones […] Lleva cincuenta años en la dehesa contemplando amaneceres, ocasos tormentas; miles de días cogiendo el pulso a las estaciones, desbravando las vegas recién roturadas para el regadío, rompiéndose los sueños contra las raíces del olvido” Lo escribe el abuelo. Hay un anhelo de que la historia la hubiese escrito el abuelo, la historia de la postguerra, del campo, de los largos días de trabajo sin pan. Meses en la dehesa y vuelta al pueblo en mulo, de  visita a la familia, reata de hijos a la espera de una pieza que echar a la cazuela. Es la historia del abuelo, ¡Que bien contada!