:: san alberto de cuenca

 
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Oración del Imbécil

Señor Jesucristo, que me llamaste

a la primera hora de la mañana a tu viña.
Era una criatura detestable

pues me has conducido desde mi juventud
en el plano moral, un ser abyecto,

para trabajar en la religión

por el premio de la vida eterna;
una abominación lovecraftiana
cuando todo se haya consumado 

y ya en el juicio final premies las acciones,
no era tampoco guapa, ni atractiva,
ni graciosa, ni joven, ni simpática

¿qué me darás a mí que estuve todo el día ocioso, 

no ya en la plaza del mundo

sino en la misma viña de la religión?

Era un montón perverso de basura.
Oh Señor, que no mides nuestras acciones

con el peso público sino con la balanza del santuario,
Pues fuiste tan imbécil que por ella

haz que al menos caiga en la cuenta
dejaste a la que amabas y vendiste

y me convierta en la hora undécima

y que no sea hallado envidioso
tu alma en los bazares de la noche.
porque tú eres bueno. Amén.


Collage-oración-fragmento. A San Alberto Magno con “el imbécil” de 
“Su nombre era el de todas las mujeres” de Luis Alberto de Cuenca