:: tío lejano

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Esta es la Historia de Don Berto Fulfora. Todo viene porque he cogido unos cuantos kilos, en esta etapa en que estoy decorando mi casa nueva. Me dice mi médico que es por el estres, pero a mi me parece que es genético. Le pregunto entonces a mi abuela y me cuenta la historia de un tío lejano, muy hermoso, que fue indiano y también estuvo en la guerra de Cuba. El otro día, nos reunimos en una de esas cenas de familia que se llevan ahora, organizadas por "guasap", una prima de mi padre, que es muy ordenada, paso por el Registro y nos montó un árbol genealógico en el que aparece mi tío Berto como personaje ilustre. Nos regaló también una vieja foto en que se nos presenta el pobre tío Berto en todo su esplendor. Otra tía, ésta carnal, mencionó que ella conserva otra foto de Don Berto de un viaje que hizo a Honolulú, junto con un famoso músico llamado kamakawiwo´ole que pesaba más de 350 kg. Y hacia elucubraciones sobre si la obesidad pudiera haber sido contagiada por este personaje hawayano. 

Don Berto Fulfora como la mayoría de indianos regresó de las Américas muy rico. Y acrecentó su fortuna una vez instalado en España. Pasó grandes temporadas en México, de allí trajo el mantón de Manila un lienzo cuadrado de seda decorado en colores vivos con flores, pájaros o fantasías, y rematado con flecos de origen chino. Gracias a este hombre se hizo muy popular como complemento del vestuario femenino  y fue inmortalizado por pintores como Sorolla o Julio Romero de Torres. El mismísimo padre de Dali, Salvador Dalí i Cusí, abogado y notario llego a ser Consejero Delegado de su empresa "Fulfora S. A." Tuvo una vida muy plena. "En una vida, hay muchas vidas" solía decir mi abuela refiriéndose a él. Un buen día comenzó a crecer, a expandirse. Le diagnosticaron obesidad mórbida. Nadie en la familia sabe el porqué de su aumento de tamaño. Dicen en el lugar, que todo empezó con la primera palmera que plantó en la entrada de su casa. Un caserón que compró al volver  de las Indias. El cuerpo le crecía mientras la palmera no dejaba de morir.