David Hockney. Sun On The Pool Los Angeles April 13th 1982
composite polaroid, 34 3/4 x 36 1/4 in.
MICHAEL
Mi tío bailaba en calzones y delantal mientras trajinaba en la
barbacoa.
Agitábamos caderas y brazos desenfrenadamente, gritando "baby".
Saltamos haciendo polvo. Chocándonos los unos contra los otros,
escupíamos agua.
Atravesando en un descapotable el Golden Gate, el aire agita mis
pendientes de plástico rojo.
Todos somos Marilyn: "Podemos ser alegres pero no felices".
Las fiestas no terminan de resultarnos divertidas.
Ahí están las voces de nuestros vecinos preparando la comida.
Lacios y desaprovechados, esos cuerpos tan hermosos.
Pesan las mañanas, pero nos alivian las noches.
Seguimos apurando las calles vacías de los días de lluvia.
Una palabra tuya bastará para salvarnos, pero solo oímos anuncios
publicitarios
***
Aunque Eva Hernández ya lo desvela en su presentación: "El ser humano me produce ternura y antipatía a partes iguales" su poesía es una demostración teórica de este testimonio. Sus poemas no son matemáticos, pero tienen un engranaje que los hace fluir, son la narración de la normalidad, que bajo su prisma se transforman en explosivos y pequeños hallazgos ("el aire agita mis | pendientes de plástico rojo"). Se sirve de un lenguaje pop-grisáceo, que la transforma en una poeta pop-escéptica, quizá a su pesar, (Todos somos Marilyn: "Podemos ser alegres pero no felices".) para llenar su poesía de humeante plasticidad. Leyendo su Plaquette "los mansos" sientes que los cuadros de piscinas y Polaroids de David Hockney son reseñas gráficas sacadas de los poemas.
Cada una de sus páginas es una propuesta de descubrimiento, de indagar en lo cotidiano y diseccionar las capas de la realidad: el individuo o la colectividad. Concluyendo en muchos casos, alegremente con la duda. Carga cada poema con una verdad, que termina por no ser cierta, o por no existir, o que, si existe, el lector es incapaz de reconocer, y ahí reside el encanto. Despliega todas sus imágenes en pos de la esperanza pero la mayoría de las veces, lo que queda es la realidad superficial, que no deja de ser una ficción. (Una palabra tuya bastará para salvarnos, pero solo oímos anuncios | publicitarios)
Y aún así, hay que leer a Eva Hernández porque crea un espacio asombroso en cada poema, con palabras solubles, mezclando sus versos con músicas prestadas y en pocas lineas acaba desarrollando un paisaje de luz, en el que casi siempre está a punto de llover. En su presentación también nos dice "Sé que cualquier día podría perder la paciencia". Y creo que el día al que se refiere es cada día que ella se pone a escribir. Un día como hoy, como cualquiera en que se produce una "pérdida" mientras "los otros" trajinan en la barbacoa. _zarlos ortiz