Tantas veces me he quedado "atrapado" en el desorden... El desorden paisajístico, el de la cabeza y por ende el de la vida, y ahí es donde vamos a ordenar. El desorden que no nos deja cambiar, avanzar, llegar. El desorden de los fuegos artificiales, de los refugiados, de las despedidas, de las ciudades. El desorden como fiesta de los sentidos, de un nuevo despertar.
El desorden y la serendipia [descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta]
La celebración de la Natividad de María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII.
La Emperatriz Doña María de Austria, Reina de Bohemia y Hungría, hija mayor de Carlos V creció y fue criada entre Toledo y Valladolid, principalmente, junto a sus otros hermanos. Refleja el Cronista de Castilla que fue la que más se dejó notar por su devoción a la Virgen de la Oliva, en prueba de esta su devoción envío desde Praga: "un ornamento de las cosas curiosas que se han visto en España, porque es todo cuajado en una malla de plata y oro, también envío una capa de brocado de tres altos, tan rico, que afirman que esa es la capa con que el Papa Clemente VII coronó a el Emperador Carlos V en Italia, en la ciudad de Bolonia, un Caliz de plata y a su muerte remitió a el Santuario de la Oliva 150 ducados..."