::ayer el ánimo era atonía, nudos en el distrito. El futuro parecía una barricada, hasta que el grupo inició su deriva peripatética por las arterias de un barrio flamante. En busca de ideas bellas, una bonita puerta, un reflejo dorado en los vidrios, la palabra inesperada en un dado. Alguien habló de Aquiles el asesino de Héctor, que luchaba contra capas de cebolla, en la voz oculta. Y en esa visión, el cansancio se volvió leve alegría, como si cada paso fuese semilla. La calle lenta, aprendió a latir despacio en los ojos. Y allí nació una certeza, incluso lo prometido puede abrirse, como muñeco que aguarda impaciente, que camina con la mirada para encontrar un inicio y quemarlo. Arthur Inclán & calber

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