:: adoro

Until the end of time
I'll be there for you
You own my heart and mind
I truly adore you
If God one day struck me blind
Your Beauty I'll still see
Love is too weak to define
Just what you mean to me  _ "Adore", Prince

imagen:calber

En la primera experiencia vital con la ADORACIÓN, quedé trastocado. Me invitaron a un party londinense, en Shepherd's Bush, la modernidad se repartía entre los dos pisos de un pequeño cottage, todo lo más emocionante transcurría en la escalera. Eramos felices, la ciudad era una celebración preámbulo de más felicidad. Había mucha niebla y amor en el aire, mezclado con el polvo de la moqueta. De pronto la música paró, alguien nos reunió en el lounge, apareció el anfitrión vestido de serbio, se arrodillo frente a la elegida para rendir culto a la divinidad, ella vestida de gallega comenzó a sentirse querida profundamente, apretó los ojos, como si pensara que un airbus de la British Airways estuviera a punto de chocar contra el edificio. Comenzaron los acordes de “Adore” el serbio era Prince vestido de piloto. El amor extremo corrió por nuestras venas. De una pequeña cajita surgió un anillo, diamonds and pearls y el color púrpura nos deslumbró. Acababa de llegar a la ciudad, como quien dice del pueblo. La luz intensa, esa extravagante puesta en escena fueron una sobredosis catárquica, para mi aún poco formado carácter y mi inglés incipiente. 


«yo-adoro» es una excentricidad, una muestra de devoción supina e hiperbólica, ahora que todo está polarizado entre el amor y el odio, desfigurado entre los “me gusta” los “me asombra” o “me enfada”. Me quedo con el “adoro” pero en plan intenso y desconcertante. Se lo digo a mis sobrinos, a mi jefe, a mi esposa, al gato, al sagrado corazón de maría. Con permiso de armando, te lo digo a ti querido follower: adoro la forma en que sonríes, el modo en que a veces me riñes, adoro las cosas que me dices, nuestros ratos felices los adoro, vida mía.