Mi abuela cumple hoy 97 años, le pongo sobre la mesa imágenes de la familia, santitos o juguetes de sus biznietos, y mientras me va contando le voy haciendo fotos y le pregunto a modo de juego:
—¿Abuela, qué son? —le señalo los muñequitos y ella me responde levantando los hombros.
— No sé —Y hace una pausa simulando que no se entera, para al segundo contestar todo resuelta—, "perrigalgos”.
Me río por la ocurrencia y le vuelvo a insistir:
—Te los pongo aquí delante —señalando la mesa— para que te vigilen. —Ella me mira frunciendo el ceño, y fingiendo enfado, y me contesta:
—¡Yo no ando en malos pasos!
Entra su hija y le vuelvo a interpelar, para que repita toda la escena:
—¡Dile a mi madre lo que son! —Le provoco, insistiendo en la pregunta, me vuelve a mirar todo chula, preparándose para disparar con bala.
—¿Qué le diga, lo que eres? —repregunta, mientras se dirige a mi madre y me señala con los ojos—: “Un bolo a la vela”.